La historia nos ha regalado combinaciones perfectas, como el queso con macarrones o la mermelada con mantequilla de cacahuete. Ahora, un nuevo estudio sugiere que podríamos añadir una más a la lista: el pan y los hongos.
Investigadores de las Universidades de Melbourne, Adelaida y Australia Meridional han publicado un estudio en la revista Plants, People, Planet que revela cómo un hongo del suelo, llamado Rhizophagus irregularis, puede potenciar el valor nutricional del trigo.
El equipo cultivó distintas variedades de trigo australiano con y sin este hongo. En el experimento, descubrieron que el trigo que crecía junto al hongo no solo tenía mayor tamaño, sino que también era más rico en zinc. Además, el hongo evitó que el trigo aumentara su nivel de fitato, un compuesto que dificulta la absorción de nutrientes como el zinc y el hierro en nuestro cuerpo.
El potencial para la salud mundial
Aunque pueda parecer un pequeño avance, este descubrimiento tiene un gran potencial. El Dr. Elad Tako, fisiólogo investigador del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), destaca que las deficiencias de zinc y hierro son un problema de salud global. Más de 2 mil millones de personas en todo el mundo sufren estas carencias, que pueden provocar retraso en el crecimiento, problemas de desarrollo y anemia.
El Dr. Tako señala que el 40% de la población mundial, especialmente mujeres y niños en países en desarrollo, padece deficiencia de hierro. Esto se debe en gran medida a una dieta con poco consumo de carne y una alta dependencia de cereales, que a menudo contienen inhibidores de la absorción de hierro.
Si podemos aumentar la biodisponibilidad de zinc y hierro en un alimento tan consumido como el pan, estaríamos un paso más cerca de ayudar a las personas que más lo necesitan. Este estudio abre la puerta a una solución natural y sostenible para combatir un problema de salud que afecta a millones.