Personajes

Tapas Interview | Natalia Lacunza: «La dieta mediterránea es mi gran referencia»

La pamplonesa Natalia Lacunza tiene un hambre insaciable por seguir aprendiendo. Su estilo es la mezcla de muchos. Disfruta de su momento y se prepara para un próximo álbum. Mientras tanto, muestra coherencia entre su discurso, su imagen como artista y sus objetivos.

Igual que sucede con los alimentos de temporada, a Natalia Lacunza (Pamplona, 1999) le gusta aprovechar el presente. Ella aprovecha la variedad de emociones que siente cada día y lo refleja en su música. La artista y compositora es una representante de su generación: es multidisciplinar y está en constante reinvención. Habita entre la sensibilidad más profunda y el alcance más generalista, pero desde el mix de géneros como el pop, el R&B, la electrónica o incluso el indie. “Voy a seguir cambiando siempre. En esta generación de artistas nadie está sujeto a un solo género. Somos súper camaleónicos. Y eso es la firma de mi música. Nunca va a tener una línea clara hasta al final. Hay nexos, pero la experimentación me define”, deja claro ya después de la sesión de fotos, con ropa más cómoda y holgada.

Natalia Lacunza es esa cantante capaz de colaborar con artistas sensibles y delicados como Aitana, Leiva o Guitarricadelafuente hasta otros más agresivos y explícitos como Juicy BAE, nusar3000 o Jesse Baez. Con este último ha sacado el primer adelanto del que será su segundo disco, tras Tiene que ser para mí. No hay fecha para su lanzamiento, pero adelanta a Tapas la temática. Está en una etapa de transición, sobre ese momento en el que una persona no se siente ni demasiado joven ni extremadamente adulta: “Va sobre la postadolescencia. De ese momento en el que te das cuenta de que habías idealizado tu juventud y que lo que habías pensado que ibas a tener con 20 años, con 25 te das cuenta que tienes que reestructurarlo… Es esa sensación de que la vida te ha roto el corazón”.

“Será un disco melancólico, con mezclas de todas las Natalias que ha habido e incluso alguna nueva”, avanza. La pamplonesa incluso se atreve a identificar los ingredientes de su disco con otros más gastronómicos, como si se pudiese saborear su música. “Sería un cóctel delicioso. Con un sabor a limoncito, pero suave, y probablemente como una espuma. Algo bonito, dulce etéreo, pero con regustillo ácido”. De nuevo, un mix de contrastes como si de un menú degustación se tratase.

De un restaurante le gusta que la sorprendan, que pueda sacar ideas. Le sucede igual que con la música. Ella se obsesiona con el aprendizaje constante y con empaparse de otras disciplinas. Si bien Natalia asume no ser demasiado cinéfila, sus referencias literarias, menciona Sylvia Plath, Almudena Grandes, Alana S. Portero o Gabriel García Márquez. No obstante, sí le gustaría leer más. “A veces, estás tan centrada en el proceso creativo de tu propia obra que se te pierde la perspectiva del resto”, lamenta.

Su tránsito como artista no se entendería sin su participación en Operación Triunfo, donde quedó en tercer lugar. Su paso por la academia en 2018 le sirvió para aventurarse a su sueño, pero también le ha reportado enseñanzas. “Una experiencia muy disociativa. En el disco hablo un poco de eso, de cuando las cosas se bajan a tierra y eres más consciente de lo que va pasando, de la repercusión, estás expuesta, te perciben, te critican… También la industria musical funciona de una forma muy agresiva para el creador”. Lacunza demuestra independencia estética y sonora, pese a estar firmada con una gran discográfica (Universal Music). Muestra un control artístico sobre su obra y una gestión consciente de las dinámicas de su sector.

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