Andrés Velencoso (Tosa de Mar, Gerona, 1978) ha disfrutado de una carrera estelar como modelo. Nunca jamás ha habido un español situado más arriba en el complejísimo mundo de la moda masculina, compartiendo honores con veteranos como David Gandy o Mark Vanderloo (¡y abriéndole la puerta a Jon Kortajarena!). Se pierde la cuenta de las portadas de revistas o vallas publicitarias que ha protagonizado, lo que le ha valido el poco habitual, pero merecido, título de supermodelo masculino.
Su primer gran golpe lo dio al protagonizar la campaña publicitaria de Louis Vuitton junto a Jennifer López en 2003. Un año más tarde promocionó la fragancia Allure Homme Sport de Chanel y se convirtió en la imagen de Loewe. Después llegaron otras marcas de primer nivel como Armani, Ermenegildo Zegna, Jean Paul Gaultier, Etro o Trussardi.
Los cambios en la sociedad están favoreciendo que, lo que solía ser una carrera explosiva y breve, se prolongue en el tiempo. Y en esas anda, precisamente, el catalán. En 2022 se convirtió en director creativo, imagen y embajador de OOTO, la marca más desenfadada de ropa para hombre, perteneciente al grupo textil Tendam, al que también pertenecen Cortefiel o Pedro del Hierro. La idea no surgió de la nada, como nos explica Velencoso. “Yo llevaba varias campañas hechas con Cortefiel, recurrentemente, desde varios años atrás. Y cuando me puse a hablar con María Sañudo, la directora de marketing y comunicación de Pedro del Hierro y Cortefiel, sobre cómo hacer una colaboración diferente y cómo poder llegar a un acuerdo de otra manera, me dijo que tenían en mente crear una marca masculina con una imagen y una narrativa propias, completamente diferente de lo que estaban haciendo con las otras marcas”.
No fue una simple charla. Todo estaba aún por desarrollar y el proceso se prolongó hasta encontrar el mejor modo de enfocarlo. Así surgió la personalidad que esconde OOTO, el acrónimo, en inglés, de out of the office (fuera de la oficina). “Me pareció perfecto –confirma el supermodelo–, porque el proyecto tenía una identidad bastante clara y marcada. Yo no soy diseñador; el equipo de diseño está liderado, obviamente, por Álex Miralles, que es también el diseñador de Cortefiel y Pedro de Hierro, pero yo sí podía aportar mi experiencia en el desarrollo de la imagen y las campañas y en el tipo de ropa con el que me siento más cómodo. Yo me voy de viaje con Alex, a París, a Milán, etcétera, a ver tendencias. Compramos piezas vintage, vemos marcas que nos puedan servir como referentes, tanto en tejidos como en siluetas, y tratamos de averiguar por donde van las tendencias”.
Lo de diseñar, como sucediera hace años con Antonio Banderas y su aprendizaje en Central Saint Martins, no se le pasó por la cabeza. “¡Ostras! Antonio Banderas es un todoterreno: se pone a cantar, se pone a diseñar, se pone a actuar… Hay veces que digo que sí me lanzaría, pero solamente por aprender una cosa más. Pero no lo contemplo por ahora. Es algo que tengo aparcadito. Yo con Álex [Miralles] aprendo mucho sobre la marcha, sobre cortes, sobre como tiene que ir la solapa”.
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