Bill Gates, el cofundador de Microsoft y una de las figuras más influyentes del planeta, no es únicamente un maestro tecnológico, también es un experto en acuerdos agrícolas, ya que es el mayor propietario privado de tierras agrícolas en Estados Unidos. Con más de 1.090 km² repartidos en 18 estados, gran parte de sus cultivos están destinados la producción de uno de los productos mas vendidos de otro de los establecimientos más famosos del planeta: las icónicas patatas fritas de McDonald’s.
Su imperio agrícola es tan inmenso que solamente sus campos del estado de Washington son tan extensos que pueden distinguirse desde el espacio. Aunque ni Gates ni McDonald’s han confirmado públicamente esta conexión, el medio NBC respalda la afirmación con datos del The Land Report y su propia investigación. El vínculo entre Gates y estas tierras se da a través de su firma de inversión Cascade, actualmente bajo escrutinio tras denuncias de conducta inapropiada en el entorno laboral.
Esta faceta empresarial poco conocida de Gates refleja su visión estratégica: invertir en un recurso tan esencial como los alimentos. Su adquisición en 2018 de la granja 100 Circles Farm —de más de 58 kilómetros cuadrados— por 171 millones de dólares, refuerza su apuesta por un sector agrícola más eficiente y sostenible, con impacto directo en el flujo mundial de alimentos: solo McDonald’s distribuye alrededor de cuatro millones de kilogramos de patatas fritas al día.
Aun así, Gates no se involucra directamente en las labores de cultivo. Su enfoque es puramente estratégico y financiero. En sí, considera que invertir en agricultura moderna es una decisión con visión de futuro y rentabilidad. Esta estrategia empresarial, junto con su actividad filantrópica, es parte del enfoque que expone en la serie documental de Netflix ¿Y ahora qué? El futuro según Bill Gates.
Y si bien es poco probable que una patata cultivada por Gates llegue a tu bandeja fuera de EE. UU., si vives en Washington, podrías afirmar, con cierta ironía, que ese bocadito crujiente es, en parte, cortesía de uno de los hombres más ricos del mundo, con un patrimonio de 116.1 mil millones de dólares. Así, las estratégicas empresariales de Gates, se integran silenciosamente en la rutina global a través de algo tan cotidiano como un ordenador o un menú de comida rápida.