Vino

Estos son los retos y oportunidades del sector enológico

El consumo se acerca a niveles prepandemia, pero hay grandes desafíos en el horizonte: el cambio climático, atraer nuevos consumidores o la digitalización.
Restos y oportunidades sector enológico
Foto: Getty Images

Consumir vinos de proximidad, ecológicos, biodinámicos y de viticultura lo más respetuosa posible es una realidad que ha llegado para quedarse”, relata Quim Vila, copropietario de Vila Viniteca. “No ha habido un cambio por la pandemia; los países del norte de Europa ya lo exigían antes y aquí lo empezábamos a contemplar”.

España vive un momento de efervescencia enológica aunque debe gestionar grandes retos como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad en el viñedo, la era poscovid con la restauración tocada y la necesidad urgente e inevitable de sumar nuevos consumidores. Aún así, las últimas cifras ofrecidas por la Interprofesional del Vino de España (OIVE) hablan de una tendencia al alza, con 10,4 millones de hectolitros de vino consumidos en el último año, acercándose al escenario previo a la pandemia.

“Vamos a redescubrir y valorizar regiones que históricamente han elaborado vinos pero estaban olvidadas. Hoy tenemos buenos productores y jóvenes viticultores que nos las acercan. Las grandes marcas y denominaciones de origen seguirán teniendo un peso importante en el sector”, advierte Vila.

“Lo que sí que ha cambiado con la pandemia es el aumento exponencial de ventas de vinos exclusivos. Nos ha apetecido un capricho, saborear la gama alta, después de tanto tiempo en casa y con la restauración a medio gas”, reconoce el propietario de Vila Viniteca quién augura una primavera exultante: “El 14o premio de Cata por Parejas ha tenido la lista de espera más larga que nunca. Cumplimos todas las normas, no fuimos ni más abiertos ni más radicales, pero me ha hecho especial ilusión que se celebre después de dos años sin socialización”. Estaba prevista para febrero pero por prudencia se celebró finalmente en marzo.

La segunda edición de la Barcelona Wine Week, que tendrá lugar en abril, se presenta como “el mejor escaparate del vino español ante los operadores internacionales”. Su project manager, Marta Macías, subraya las intenciones: “Vamos a demostrar que todas las tipologías de bodega suman en este país: las de larga trayectoria con marcas de calidad y los proyectos de vino sencillos y emergentes. Conviven con harmonía y se retroalimentan”.

600 bodegas confirmadas, 50 expertos y más de 30 actividades formativas y sensoriales que incidirán en la identidad mediterránea y en el papel decisivo de las variedades autóctonas para asegurar el cultivo del viñedo, en un contexto de anomalías climáticas, con altas temperaturas y sequía, principalmente.

La consultora Wine Intelligence insiste en la resiliencia del sector, en su capacidad de innovar y de pivotar en pro de la sostenibilidad y la responsabilidad social. Su lista de tendencias para 2022 incluye desde la reducción del uso de vidrio –con el suministro comprometido últimamente– al consumo de vino en lata, con menor graduación, y vinos de alta gama con valor ecológico.

Para Juan Park, director en España y América del Sur, lo trascendental es “beber menos y mejor”. Y añade: “El vino está demasiado vinculado a ocasiones formales y hay que ganar terreno en las informales. Podemos hablar de seducir, se puede trabajar el nivel emocional, pero lo importante es normalizar, que entre en las rutinas. En países como el Reino Unido, la copa de vino llega al terminar el día para relajarse, sin necesidad de invitar a nadie. Deberíamos de incidir en ello”.

Constata las ganas y la voluntad del sector de resurgir y de renovarse y, al mismo tiempo, la necesidad de blindarse ante las amenazas que llegan desde Europa proponiendo para el vino un etiquetaje que advierta de sus contraindicaciones: “El vino tiene un fondo económico, social y cultural enorme; si ha perdurado tantos siglos será por algo. Limitar más su consumo me parecería inadecuado, no se consume igual que otras bebidas alcohólicas ni tiene su mismo grado alcohólico”.

“Estamos viviendo la enésima explosión del enoturismo en España.
En la Rioja, el de 2021 ha sido el mejor verano de la historia”, avanza Lluís Tolosa, sociólogo y escritor, recientemente galardonado en París con el Best Wine Publisher in the World.

“Se ha disparado la demanda, aún sin haber crecido la oferta. La creación de wine bars en el exterior de las bodegas ha impulsado un cambio de paradigma. Por fin hemos dejado de visitar una bodega para estar en ella”, advierte Tolosa, quien
ya sugirió este salto de concepto hace años. “Con la pandemia hemos dejado atrás la obsesión por mostrar depósitos y barricas”, comenta aliviado.

El paisaje, el viñedo y la naturaleza han ganado la partida y apuntalan, además, la fidelización del visitante. “Estamos en una fase más moderna del enoturismo: entre las bodegas se está extendiendo la reserva previa y el prepago. Empezó con la compra online de vino y ahora se crean motores de reserva. Veremos un proceso de digitalización importante en los próximos meses y años”, adelanta.

La profesionalización del enoturismo, en fondo y forma, es algo que también despunta, aunque los cambios se manifiestan más tímidamente. “Lo que aún no es tendencia pero lo será en breve son las visitas privadas. Se terminó el rebaño. No todos los clientes quieren y saben lo mismo. Por lo tanto, vamos a filtrar y a ser cualitativos en la definición de la oferta enoturística”, adelanta Lluís Tolosa.

“Y tiene que quedar claro que premium no significa siempre dar a catar los vinos más caros ni los mejores; es la exclusividad de la visita y esto implica contar con profesionales, destinar distintos espacios en la bodega y también buscar un público más cualificado”, añade. El enoturismo crece, en volumen y sofisticación, y camina hacia un horizonte deseado: la desestacionalización.

La consultora en marketing estratégico Glòria Vallès reconoce que las bodegas españolas tienen por delante desafíos importantes como la digitalización y la comprensión y adaptación de las nuevas tendencias de consumo: “Según el estudio que hemos realizado sobre el sector vitivinícola en EAE Business School, el 30% de las bodegas sigue sin vender vino online a pesar del gran boom del canal durante la pandemia”.

El informe pone de relieve que “un 26% de las empresas consultadas aún no invierten en marketing online en un momento en que el consumidor es cada vez más digital, especialmente el público joven con el que el sector del vino tiene dificultades para conectar”.

Vallès reconoce que “las bodegas deberían hacer más uso de la investigación de mercados y basar sus estrategias de marketing y ventas en las tendencias de consumo”. El hándicap es que gran parte del sector factura menos de cinco millones de euros, lo que dificulta tener capacidad para invertir en digitalización. Gloria Vallès propone: “Las bodegas deberían trabajar con agencias de marketing pequeñas que estén bien preparadas y que tengan tarifas asequibles y recurrir, en paralelo, a ayudas públicas y formación en asociaciones empresariales para dotarse de las herramientas que sin duda van a necesitar si quieren sobrevivir en los próximos años”.

El bajo nivel de digitalización, tanto en la gestión como en el marketing, es un freno en la competitividad de las bodegas, aunque muchas aún no reparan en ello. En este sentido, uno de los seis ejes del plan estratégico 2020-2024 de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) es “favorecer la transición digital del sector”.

Los 48 estados miembro que integran la OIV consideran “extremadamente relevante” el impacto de la digitalización en el sector del vino entre los próximos 5 y 10 años. Su director general, Pau Roca Blasco, remarca: “Es sumamente interesante ver cómo las nuevas tecnologías pueden contribuir a abordar algunos de los problemas principales del sector, como la sostenibilidad, el cambio climático, la trazabilidad, la prevención del fraude o la resiliencia”. A pesar de lo terrenal que es el vino, deberá abrazar ineludiblemente aspectos como el internet de las cosas, la inteligencia artificial, la robótica, el blockchain, el e-label, el e-certificate y los conceptos de smart storing y smart vineyards, entre otros, para explorar oportunidades y ahondar en sus fortalezas.