Gastro

En tres vuelcos y con tuétano a la brasa: así es el cocido de Falling Leaves

El restaurante, ubicado en Bingo Roma y accesible únicamente para mayores de edad, apuesta por los viernes de cocido para comenzar el fin de semana de la mejor manera posible.
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Ahora que los días gélidos y el frío (el de verdad) están con nosotros, pocas cosas apetecen más que entonar cuerpo y espíritu sumergiendo la cuchara en alguna de esas recetas de puchero bien tradicionales que protagonizan la nómina gastronómica española. Es tiempo de fórmulas elaboradas con calma, mucho mimo y amor. Y, por ende, de uno de los platos más demandados en esta época del año: el cocido madrileño. En el restaurante Falling Leaves, una de las nuevas aperturas de Madrid, lo saben. Y de ahí que su cocinero, Juan Luis Dastis (Harrods, Opium, Pachá, Café del Mar…), rinda todos los viernes un especial homenaje a este guiso, para comenzar el fin de semana de la mejor manera posible.

Cocinado a fuego lento y servido en tres vuelcos, como mandan los cánones, su propuesta sobresale por la materia prima con la que se prepara. Y, también, porque el chef madrileño se inspira en el guiso que su abuela de Peñafiel (ay, las abuelas…) le preparaba todos los domingos: primero se sirve la sopa, después los garbanzos (ojo, son lechosos, del sur de España) acompañados de las verduras y el repollo rehogado y, por último, las carnes, que (por cierto) incluyen tuétano a la brasa de carbón con un majado de tomate, comino, ajo y aceite. Todo, herencia de su antecesora. Para repetir, repetir y repetir.

Falling Leaves, el nuevo dinner show de la capital

Pero la cosa no queda ahí (no todo iba a ser cocido, aunque bien podría). Porque el restaurante, ubicado en Bingo Roma y accesible únicamente para mayores de edad, ofrece además un gran abanico de posibilidades para eventos y celebraciones.

Con más de 900 metros cuadrados y capacidad para 350 personas, Falling Leaves cuenta con dos zonas diferenciadas (una de mesas altas, donde la barra cobra mayor protagonismo; otra con mesas bajas, con el salón como epicentro) y una programación musical única (gracias, en buena parte, al prestigioso productor Eugenio Gurumetea): jueves de jazz, viernes de flamenco y baile y sábados en los que se versionan canciones de ayer y hoy.

En definitiva, un dinner show (como los que ya triunfan en otras capitales europeas) que tiene al horno de leña y la parrilla como columna vertebral, menú ejecutivo durante toda la semana por 14 euros, cocido los viernes y brunch los domingos. Tú eliges.