Toma Nota

Día mundial contra el cáncer: qué comer y qué no para prevenirlo

Fruta y verdura

Aunque no existen fórmulas mágicas que aseguren que nos podamos librar de esta terrible enfermedad, y el componente genético juego un papel determinante, lo cierto es que existe un consenso científico acerca de que los hábitos alimentarios y nuestro estilo de vida influyen de manera decisiva en la prevención del cáncer. 

Según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), una dieta rica en frutas y verduras y pobre en grasas, así como evitar la obesidad y realizar ejercicio físico de manera regular nos pueden proteger frente a determinados cánceres.

En ese sentido, las dietas ricas en cantidades abundantes y variadas de frutas y verduras evitarían un 20% o más de todos los tipos de cáncer. Existiendo además una serie de hierbas y especias a las que se le atribuyen cualidades específicas para combatirlo, como la cúrcuma, el ajo o el romero, entre otras.

Por el contrario, se aconseja que la ingesta de grasa diaria no supere el 30% de las calorías totales, y preferiblemente que ésta sea de origen vegetal como el aceite de oliva. Con esta medida no sólo se reduce el riesgo de la aparición de cáncer, sino también de otras enfermedades crónicas como la obesidad o las alteraciones cardiocirculatorias.

Del mismo modo, consumir grandes cantidades de alimentos con azúcares añadidos hará que la báscula se dispare llegando a provocar sobrepeso y obesidad y, por tanto, aumentando los riesgos de padecer cáncer.

En cuanto al alcohol, mientras existen estudios que defienden que la ingesta moderada no es perjudicial para la salud, la AECC sin embargo es tajante en este sentido y asegura que «cada vez existe más evidencia de la relación directa entre consumo de alcohol y cáncer. Recordar que la mejor cantidad de alcohol para prevenir el cáncer, es nada de alcohol».

Pero aparte de lo que comemos o no comemos, hay investigaciones que aseguran que también influye de manera determinante la forma en que lo hacemos. En este sentido, el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) publicó en la revista International Journal of Cancer un estudio sobre la relación de los horarios de las comidas y del sueño con el riesgo de padecer la enfermedad, concluyendo que comer cinco veces al día o cenar antes de las 21.00 horas son hábitos beneficiosos para nuestra salud.

Igualmente revelador es el estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que llegó a la conclusión de que la temperatura a la que se consumen ciertas bebidas, como el café o el té, son perjudiciales si se superan los 65 o 70 grados, algo que aunque no es muy común en Europa o EE UU, sí lo es en algunas regiones de Asia y el Pacífico.

En definitiva, como tampoco es posible alimentarnos exclusivamente de unos pocos tipos de alimentos y desechar otros para siempre, parece que la clave es mantener una alimentación lo más equilibrada posible, y en ese sentido existe una gran mayoría de expertos que abogan por la dieta mediterránea como la más saludable y eficaz en materia de prevención del cáncer que existe.