Gastro

¿Qué sabor tendría la tarjeta Centurion si fuese un plato?

American Express ha presentado la nueva versión de su tarjeta en una exclusiva experiencia inmersiva de los cinco sentidos. Y allí, el chef Julián Mármol trasladó el concepto del producto más icónico de la compañía a la gastronomía.
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Las marcas llevan tanto tiempo utilizando el término experiencia que hoy en día ha perdido parte de su valor. Por eso, con la intención de recuperarlo, Centurion by American Express organizó hace unos días en Madrid la «experiencia Cinco sentidos», un evento dirigido a periodistas españoles de estilo de vida de primer nivel que pudieron conocer el rediseño y las colaboraciones artísticas del producto más icónico de la compañía: la tarjeta Centurion.

Porque experimentar su olor (el aroma de Centurion), averiguar cuál es la sensación de su tacto, la «proyección 3D» de las artes visuales, cómo suena y cómo sabe eleva a una nueva esfera las emociones de una verdadera experiencia inmersiva. Algo que no sucede todos los días.

El gusto

Julián Mármol, chef con estrella Michelin, se ha inspirado en los centuriones, la división de élite romana, para trasladar el concepto Centurion a la gastronomía. Esta élite culinaria disfrutaba de productos únicos y difíciles de conseguir, y de ahí que el rey indiscutible del plato diseñado por Mármol sean las huevas de caviar Beluga Imperial 000 (o triple cero). Por eso el núcleo del plato son 100 huevas (ni 99 ni 101, sólo 100) de este caviar, ya que el significado de la palabra Centurion en latín (y en la Antigua Roma) era «el líder que dirigía la fuerza de 100 hombres».

El icónico color negro de la tarjeta se consigue gracias a la tinta negra del calamar, que junto a la anguila ahumada forma un exclusivo snack salado diseñado específicamente para esta experiencia. Sus principales ingredientes: gelatina de caldo de piel de atún y anguila con tinta de chipirón en la base, caviar Beluga Imperial 000 con dos colores diferentes y raíz de wasabi con esencia de ibérico.

El tacto

Más de 20 años después, Centurion se reinventa y apuesta por el acero inoxidable, un material duro, resistente y tenaz, al estilo de los antiguos centuriones romanos. El relieve del arte de Rem Hoolhaas y Kehinde Wiley se puede rozar con los dedos, descubriendo cómo han plasmado sus obras en un lienzo blanco, o en el caso de Centurion, en un lienzo negro.

El olfato

El aroma Centurion es el original de todas las salas VIP/Lounge Centurion alrededor del mundo. La fragancia es fresca y delicada. Pertenece al grupo olfativo floral verde, y es que su olor recuerda a hojas verdes con ciertos aromas florales, de ahí que la definan como una fragancia que exuda pureza. Las notas de corazón nos trasladan al olor del jazmín blanco, y las de fondo a cedro. Es una fragancia penetrante y persistente con toques de bergamota, pimienta rosa, lavanda, vetiver y cuero.

El oído

La Fundación Excelentia ha estado al frente del aspecto sonoro. Centurion es elegancia, delicadeza y un regreso a los clásicos, por lo que los músicos interpretaron al piano temas que ya forman parte del imaginario popular de las últimas décadas. La Fundación Excelentia cuenta con varias orquestas formadas por profesionales de las mejores escuelas europeas cuyos músicos abordan tanto repertorios clásicos como otros estilos. Durante la experiencia, los temas (actuales) reflejaron la miscelánea entre elegancia clásica, el arte y la modernidad contemporánea, acompañando a cada una de las fases del evento con distintos temas.

La vista

La tarjeta Centurion está rediseñada para emocionar y para ver la vida de nuevas formas y, precisamente por eso, el sentido de la vista es fundamental para viajar su universo. En el encuentro se empleó una nueva proyección inmersiva basada en la visión 360 grados, cuya tecnología innovadora permitió plasmar la pieza audiovisual simultáneamente en varios puntos del espacio en formato 3D Ultra HD 4K proyectado por cinco cañones.

Así, el vídeo se proyectó en varios laterales de la sala al mismo tiempo y se consiguió un ambiente envolvente y un espacio físico interactivo. Con todo, el objetivo era reflejar la modernidad gráfica y la arquitectura caprichosa y llena de poesía de Rem Koolhaas, galardonado con el Premio Pritzker, y el mundo lleno de luz y repleto de elementos botánicos que propone Kehinde Wiley.