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Qué bien se vive Madrid desde la primera copa y qué bien la preparan en estos 9 lugares

Bulldog, la London Dry Gin de personalidad contundente, tiene ese saber estar que los mejores momentos exigen. Porque es la compañía perfecta en esas sobremesas que se estiran tanto como lo hace el placer.

Madrid se caracteriza por su vitalidad, su apertura al mundo y sus calles llenas de gente con ganas de encontrarse con otros y de experimentar sensaciones nuevas. Porque, como se dice, en Madrid nadie es extranjero. Y por esto, la mesa de cualquier restaurante es el meeting point perfecto donde establecer lazos, afianzarlos y, de paso, alimentar a tu espíritu gourmand.

Como queremos que no pierdas mucho tiempo buscando los lugares donde poder hacer todo lo anterior, nosotros te lo ponemos fácil y disponemos una selección de 9 lugares en los que comer, amar y, por supuesto, beber como la felicidad reclama. Así, cuando termine la comida, que comience todo lo demás. Busca a tu camarero y pídele tu copa favorita con Bulldog servida en su copa de balón negra tan característica. Nuestra recomendación es disfrutarla sin mucho disfraz, sólo con una rodaja de lima que le aportará acidez, tónica premium y, si te atreves con más, un toque de pimienta negra molida. Ah, y un buen hielo, claro. Feliz sobremesa.

  • Zoko. Avda. Menéndez Pelayo, 27

Zoko rebosa glamour gamberro. Es una fusión arriesgada con olor a salitre, a atún rojo de almadraba, lima, chipotle y canela. Ofrecen una cocina convencional con fusiones de Cádiz, México, Perú y Tailandia. Aquí hacen una llamada a los disfrutones y paladares canallas con pedigrí que van en busca del mejor ambiente y la mejor cocina de la zona Retiro. Algarabía y gente entrando y saliendo que bebe copas de ginebra premium. Porque ellos ya te avisan de que lo difícil no es entrar, sino saber cuándo salir.

  • Doña Luz. Montera, 10-12

Es el rooftop de Madrid, un lugar situado en el centro de la ciudad, pero cerca del sol, ese sol que siempre se busca (y que enciende los cielos rojos de noviembre). En Doña Luz la pausa para la comida se hace bien: tequeños de guayaba, croquetas de cecina, patacón con atún, tacos de bogavante, arepas del chef, pollo tomatero a la brasa y tarta de zanahoria o de tres leches. La pausa para la copa se hace al aire libre y confiando en Bulldog. De sonrisa a sonrisa.

  • Los Gallos. Puigcerdá, 6

Y no nos movemos del barrio de Salamanca. Este es un restaurante, pero no uno cualquiera. Porque desde hace mucho se esfuerzan en ser un lugar especial, donde disfrutar de la mejor gastronomía, pasar un buen rato con amigos, sentirse en paz en su preciosa terraza, y más en paz aun saboreando una copa de Bulldog, y garantizar los mejores eventos o cenas de empresa. Ellos lo que quieren es hacerte feliz y se sirven de delicias como los dados de solomillo, un tartar de atún, torreznos de Soria o alcachofas a la plancha con setas, para conseguirlo.

  • Terraza Lobbo. Príncipe de Vergara, 181

Es diseño y vanguardismo en un entorno verde, es cocina ininterrumpida y de mercado con pinchos y raciones tradicionales como punta de lanza, y también es el tiempo que pasa entre conversaciones y copas negras que saben a gloria. Todo eso es la terraza Lobbo, amplia, agradable. ¿Qué pedir? Se puede comenzar con una croqueta de Idiazábal o una ensaladilla rusa con mahonesa de salmón, continuar con un bacalao a la portuguesa o un lomo bajo gallego con pimientos de Padrón, para terminar con chocolate, siempre chocolate, en este caso en coulant.

  • Maddock. Paseo del General Martínez Campos, 26

Un muelle en pleno centro, de ahí su nombre (dock significa muelle o dique en inglés). Aquí confluyen sabores de todas partes del mundo y, por eso, en su decoración tienen cabida las máscaras tribales, los mapas y las telas multicolor. Su cocina es de mercado: tomate del huerto gallego, aguacate a la brasa, canelón de pollo braseado, lubina salvaje, milanesa de ternera lechal y T-bone steak de vaca vieja. Después, copa premium de Gin Tonic Bulldog, música en directo y auténtico ambientazo. ¿Alguien da más?

  • Restaurante Fortuny. Fortuny, 34

“El verdadero lujo está en sentirte en casa fuera de ella”, es lo que dicen sus propietarios. Y es que esta fue realmente una casa, un palacete del siglo pasado. Fortuny acoge diferentes espacios para que cada momento ocupe su lugar, pero nosotros te llevamos directamente a su Cúpula, el jardín-restaurante que es un vergel íntimo donde confluyen la gastronomía internacional y la mediterránea. Y todo esto, en un entorno mágico y aclimatado para que sea accesible durante todo el año. Tomarse un Gin Tonic Bulldog nunca habrá tenido tanto estilo.

  • Terraza Abascal. Fernández de la Hoz, 66

¿Su filosofía? Ofrecerte el mejor producto en cada plato, seleccionando los ingredientes más naturales, las mejores piezas de carne y un pescado fresco escogido en el día –lechuga viva, tomate feo, puerro joven–. Como respetan el producto, creen que la mejor forma de tratarlo es sobre las brasas, verdaderas protagonistas de la oferta culinaria –atún, lubina, sardinas, cochinillo, chuletón, pimientos–. Son una tertulia con amigos, una tertulia que se alarga y que exige echar mano de una ginebra que esté a la altura.

  • Sargo. General Díaz Porlier, 57

Como polivalente que es, Sargo cuenta con diferentes espacios, todos con su personalidad, su toque y decoración cuidada. Está el salón Steve Jobs, el Botánico, la barra Picasso y la terraza Arrecife, vestida de diferentes tonos de azul que aportan una tranquilidad perfecta para la sobremesa. Además, organizan todo tipo de eventos, ya sean personales o profesionales. Una de las claves de su éxito es, sin duda, su cocina mediterránea. Sírvanse como muestra las zamburiñas braseadas, el pulpo a la brasa, el tataki de atún rojo Balfegó o la lasañeta de verduras. Y, para los fanáticos del dulce, tarta de queso y de chocolate fundente o, por qué no, gyozas de manzana.

  • La Monte. Doctor Castelo, 9-11

Vamos directos al lío y nos rendimos ante sus molletes: de pringá de puchero, de bonito, pimiento y piparra, de roastbeef al foie. Nos entregamos a su ternera de Guadarrama, a su cazón en adobo, a su arroz con zamburiñas, a sus callos con mucho morro. Nos confesamos con una cucharadita de crema de queso y un bocadito de milhoja de frambuesas al cardamomo. Y que no, que todavía no nos vamos, nos pedimos un Gin Tonic de Bulldog y decidimos ponernos el mundo por montera.

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