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Por qué nos encantan tanto las patatas crujientes, según la ciencia

Muchos investigadores afirman que comidas crujientes como las papas chips suelen gustar mucho más que otros alimentos. Te contamos por qué.

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¿Hay algo más placentero que disfrutar de una experiencia gastronómica con los cinco sentidos? Normalmente cuando comemos se le da mucha importancia al sabor de la comida, pero también a la pinta visual, el olor o la textura. Pero ese pack se completa con el sonido de cada receta al ingerirse. Según los expertos culinarios y muchos grandes chefs, este aspecto es crucial a la hora del éxito de una comida. De hecho, la ciencia determina que alimentos crujientes, como las patatas de bolsa, tienden a comerse mucho más que otros productos.

Según el artículo Analysis of Food Crusing Sounds During Mastication: Total Sound Level Studies, elaborado por el experto William E. Lee en 1990, la gente come más patatas chips cuanto más ruidosas son. En su experimento, demostró que las personas que llevaban puestos unos audífonos para cancelar el ruido mientras comían, ingirieron menos cantidad de papas.

Para los investigadores, el crujido de un alimento provoca mayor interés y estimulación a la hora de comer, de ahí que al abrir una bolsa de snacks crispy sea complicado no terminársela del tirón. Otro argumento que avala esta teoría es un estudio realizado en el año 2003 por el Journal of Sensory Studies que buscaba determinar qué papas fritar eran las más frescas. Para determinarlo, concetó unos auriculares a los participantes. Durante la cata, el equipo fue ajustando el volumen de los auriculares. La conclusión fue que los participantes eligieron las patatas más crujientes y ruidosas como las más frescas, aunque realmente no fuera así.

La comida crujiente también reduce el estrés

Por otra parte, comer alimentos crujientes también puede reducir el estrés, según explicó el doctor Joseph J. Colella, autor del libro The appetite solution. «Comer alimentos crujientes puede reducir el estrés. Si llevamos una dieta de comidas ‘pastosas’, los músculos de nuestra mandíbula tienden a aburrirse, mientras que la comida crujiente ayuda a estimularlos», expresó.

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Otro experto que avala esta teoría es Charles Spence, psicólogo experimental y profesor en la Universidad de Oxford. Él trabaja determinar cómo disfrutamos de la comida. Sus estudios multimodales analizan no sólo la comida en sí, sino también todo lo que la rodea: desde la iluminación o los sonidos, hasta el entorno e la distribución de los cubiertos.

Además, ha publicado el libro Gastrophysics: The New Science of Eating, con el que explora los aspectos sensoriales de la comida. Ha llevado a cabo varios experimentos que demuestran por qué las patatas fritas crujientes gustan mucho más que el resto. «Creo que el sonido en la comida es un poderoso estímulo para nosotros, y la mayoría de los aperitivos que comemos, las galletas, las patatas fritas, los frutos secos y las palomitas hacen ruido», afirmó el profesor en una ocasión.

Y a ti, ¿te atrae mucho más la comida crujiente?