Localismo y libertad son los conceptos sobre los que se basa cada Octant Hotel, haciendo así el mejor homenaje posible a su emplazamiento. Alojamientos donde cuidarse, encontrar la paz y sentir la libertad que da no tener horarios, disfrutar del desayuno –puede degustarse a cualquier hora del día– o en el uso de las instalaciones del hotel como las piscinas o el spa. Una filosofía de vida que se puede experimentar en cualquiera de sus ocho hoteles, repartidos por diferentes regiones de Portugal, en los que se brinda una experiencia local. Hay gastronomía propia con sus productos de temporada, y hay también experiencias vinculadas a la vida y a la cultura de los lugares en los que se ubican.
Octant Hotels brinda la experiencia con la cercanía de lo local y el detalle de una gran cadena hotelera. En sus alojamientos cálidos encontramos la paz y la libertad de dejarse llevar olvidándote del reloj.
En Herdade do Perdiganito, entre caminos, pasadizos y prados, se encuentra Octant Évora, acogido por un edificio de arquitectura contemporánea en armonía con la naturaleza que lo rodea. Se siente el Alentejo en sus blancos y azules, y se contempla desde sus 56 habitaciones y 16 villas, todas con una zona de estar al aire libre. Las piscinas exteriores son el refresco del verano, y la climatizada y el spa, el refugio del invierno. Para un capricho hedonista está la villa con piscina privada, sala de estar, comedor, cocina totalmente equipada y dos o tres habitaciones. Pero, sea donde sea, en Octant Évora se respira relajación.
Un poco más al sur, en el Algarve, se esconde el lugar de la luz y la desconexión. Octant Vila Monte es un verdadero retiro de marcado acento romántico y un diseño en el que no falta la artesanía local plasmada en la cestería, el trabajo con cuerdas o la madera.
Aquí la vida pasa en sus habitaciones o en una de sus cuatro suites de ensueño con piscina privada: una Suite Solarium que, como su propio nombre indica, tiene un amplio solárium, además de terraza y salón; y tres Secret Suites, todas con piscina privada y frondosos jardines que son el refugio perfecto frente al ruido y el estrés de la ciudad. Y –chsss, no se lo digas a nadie– cada una de ellas, la 5, 6 y 7, tiene la piscina pintada de diferente color.
