Nutrición

Sí, hay una forma correcta de guardar los alimentos en la nevera, te lo explicamos

Si eres de los que guarda los alimentos en la nevera sin ningún tipo de organización, apunta estos consejos para que la comida te dure mucho más.

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¿Muchos de los alimentos que guardas en la nevera se ponen malos antes de tiempo y tienes que acabar tirándolos? Lo más seguro es que ocurra porque estás guardando mal la comida en la nevera. Sí, la forma en la que almacenas los alimentos en el refrigerador es clave para conservar durante más tiempo lo que compras. Además, también podrás evitar intoxicaciones alimentarias debido al desarrollo de bacterias y contaminaciones cruzadas. Así que, si hasta ahora no lo habías tenido en cuenta, toma nota de estos consejos para guardar los alimentos en la nevera, porque te van a facilitar la vida.

Cómo conservar los alimentos en la nevera

En primer lugar, es importante mantener la nevera limpia. Aunque es algo obvio, mucha gente no lo hace. Los expertos aconsejan limpiarla a fondo al menos una vez al mes. Otro criterio importante es separar los alimentos crudos de los cocinados. Para ello, es mejor guardarlos en recipientes cerrados.

Otra obviedad es colocar delante los alimentos con una fecha de caducidad próxima y también verificar las condiciones de conservación en el etiquetado. Y si sueles guardar comida para congelarla después, lo ideal es hacerlo cuanto antes y en cantidades pequeñas para que se enfríen antes. Un plus es poner una etiqueta con la fecha de elaboración para llevar más control.

Y por último, algo esencial es no sobrecargar la nevera con demasiados alimentos. Para que se mantengan mejor, el aire frío debe poder circular entre la comida. En cuanto a la temperatura ideal, se recomienda rondar los 5º C.

¿Dónde debes colocar cada alimento?

Otro punto importante es saber en qué parte de la nevera es mejor colocar según qué alimentos. Por ejemplo, la puerta es la zona menos fría de la nevera. Por eso, aconsejan almacenar los alimentos perecederos. Al contrario que la zona superior y central, la más fría, donde deberíamos poner aquella comida en cuya etiqueta aparece el famoso mensaje «una vez abierto, debe conservarse en frío«. Algunos ejemplos podrían ser lácteos, platos cocinados o embutidos.

El cajón inferior es otra de las partes poco frías. Aquí se suelen guardar las frutas y las verduras, ya que el excesivo frío puede deteriorarlas. Por último, el estante inferior -por encima del cajón- es la zona más fría, por lo que habría que colocar los alimentos más perecederos. Aquí irían las carnes y pescados crudos, alimentos para descongelar -importante que esté en recipuentes que recojan el agua de descongelación-.

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