Actualidad

Folderol: helado y vino en el corazón de París

Descubre el ice cream shop y wine bar de moda de la capital.

Haz clic aquí para leer la versión en inglés.
En diciembre de 2020, Jessica Yang y Robert Compagnon abrieron las puertas de Federol en el distrito 11 de París. Un pequeño local de 430 metros cuadrados con una barra en forma de herradura y una docena de mostradores que se extienden por todo un perímetro desde el que sirven helados artesanos en antiguas copas de metal junto a una selección de vinos naturales. Un concepto híbrido y/o una fusión perfecta que define la identidad de este negocio basado puramente en el placer.

Folderol está regentado por esta pareja de expertos apasionados por el vino y el producto de calidad, que acabaron convirtiendo esta joya oculta situada cerca del Boulevard Voltair, en un auténtico hot spot de París, con una afluencia efervescente de gente desbordante, sobre todo durante Fashion Week. En un lugar de encuentro para las comunidades creativas y los visitantes que constantemente quieren saciar su hambre y su sed en este universo de helado artesanal servido en cupés vintage.

FÓRMULA CAVE À MANGER

Su influencia y el atractivo de su fórmula Cave à Manger llevan constantemente a los vecinos del barrio y de otros lugares a formar largas colas en sus calles y en su núcleo urbano establecido de manera invisible. Así, no resulta extraño ver a los «bon vivants» sentados en su acera, bebiendo vino, comiendo helados y charlando como si formasen parte de una fiesta de barrio eterna. De hecho, Folderol ha atraído a su órbita hasta a personalidades icónicas como Dua Lipa y Jacquemus.

En este sentido, a lo largo del día, este local sirve todo un expositor de helados de inspiración americana que van desde el de café frío hasta el de melón verde y azahar (como los más populares), hasta otros más clásicos como el de mantequilla de cacahuete, chocolate y galletas. Ese mundo helado se fusiona con otro líquido, protagonizado por vinos artesanales, orgánicos y biodinámicos procedentes de pequeños productores y de bodegas independientes.

Por la noche, la sesión nocturna transforma el espacio, cambiando el ambiente y activando el bar de vinos. El mostrador de hormigón empieza entonces a servir copas de cata, que poder acompañar con platos salados como bandejas de embutidos italianos y focaccias caseras.