Gastro

El instinto como guía

Escuchar a nuestra intuición y que ésta nos oriente en un camino que tiene como destino final el mero disfrute. Ese es el mensaje que lanza Azpilicueta en su última campaña, para la que ha contado con la creatividad de la Agencia PS21. Porque, ¿qué puede salir mal?
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Félix Azpilicueta Martínez, hombre tenaz y fundador de la bodega allá por el 1881, sentía una pasión por la que no dudó en apostar hasta la última carta. Todo empezó por un pequeño viñedo en Fuenmayor, en el corazón de Rioja Alta, que desembocó en la creación de una de las primeras bodegas de la región, lo que le convirtió en el pionero en la exportación de vinos de Rioja. Félix no tuvo miedo
y esa confianza en el propio instinto le llevó a lograr grandes cosas. Su historia es la de las propias raíces del viñedo que, con dedicación y junto a la aplicación de las técnicas más avanzadas y las nuevas combinaciones en los métodos tradicionales, brotaron para transformarse en un vino de estilo más moderno, vibrante y expresivo. Una historia de valentía que sirve de referente para la nueva campaña de la bodega, que no podía tener otro nombre más que Instinto.

Melanie Callens, Brand Manager de Azpilicueta, habla de un sentimiento común: “La esencia de marca de Azpilicueta es instinto de acertar desde 1881 […] El legado de Félix Azpilicueta perdura hoy, nos inspira y nos permite estar conectados a nuestro entorno y realidad. Por eso nos sentimos orgullosos de nuestra labor, y nuestra trayectoria lo demuestra con un vino de calidad y una marca reconocida”. Hoy, en las ya conocidas como las Bodegas AGE, el sueño ha germinado con una serie de prestigiosos vinos que lucen la firma Azpilicueta: la Gama Clásica, Crianzas Especiales, Origen, Selección Barricas, Vinos de Autor y la Colección Privada.

Así, en pocos segundos, esta campaña nos conecta con un sentido primario que, en muchos casos, atrae al progreso. Y es que se cree que el 90% de las decisiones tomadas por instinto acaban siendo acertadas. Una cifra con suficiente peso como para atrevernos a apostar más a menudo por el corazón y menos por la cabeza.