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Dia y la Fundación Juegaterapia llenarán de magia los hospitales gracias a los roscones más solidarios

Este año, Dia tiene el propósito de hacer de la Navidad una fecha aún más solidaria. Fiel a su compromiso de estar cada día más cerca de las personas, acaba de lanzar una edición especial de sus Roscones en colaboración con la Fundación Juegaterapia, de los que donará parte de las ventas para ayudar a construir espacios de juegos en hospitales. Con esta iniciativa la compañía espera donar alrededor de 100.000€ para que las estancias de los más pequeños en los hospitales estén llenas de magia y sean más llevaderas.

Bajo el lema ‘La quimio jugando se pasa volando’, Dia ayudará a Juegaterapia a convertir las azoteas de los hospitales en jardines, las habitaciones de aislamiento en Estaciones Lunares y los pasillos en divertidas pistas de carreras, gracias a sus Kiciklos. El objetivo es transformar los lugares donde las horas pasan lentas para llenarlos de ilusión y ‘hospitalegría’.

La imaginación de los niños y niñas no tiene límites y este proyecto pretende iluminar las habitaciones de los hospitales para que los más pequeños derriben esas paredes y descubran nuevos mundos.

Colecciona todos los “Baby Pelones” por una buena causa

Este solidario dulce esconde en su interior una figurita mini de Baby Pelón. Hasta 8 figuritas diferentes que se pueden coleccionar de esta entrañable versión del juguete más famoso de la Fundación Juegaterapia.

Además, dentro de cada caja hay más información acerca de la labor y los proyectos solidarios que lleva a cabo la fundación y de los que poder formar parte. Un enlace que sirve para difundir la imprescindible misión de llevar una sonrisa a los niños y niñas enfermos de cáncer. Gracias a la compra de estos roscones tan especiales se contribuye a la construcción de estas áreas de ocio y, lo que es más importante, la sonrisa de los más pequeños.

Este año, Dia ha reformulado la receta de sus roscones, ofreciendo sin relleno o rellenos de nata, crema o trufa, además de su gama premium tradicional, con doble de nata o el «Capricho», cubierto de chocolate.