Parece un acto reflejo. Cada vez que cogemos un producto del supermercado para echar un vistazo a su etiquetado lo primero que hacemos es irnos a comprobar el número de calorías que tiene, por si nos interesa más sustituirlo por otro o consideramos que sí, que nos lo podemos permitir. Pero con ese acto estamos dejando pasar por alto otra información tan o más importante que la de las meras calorías. ¿Quieres saber cuál?
Cuando vamos a comprar un producto y somos de los que primero revisan su etiquetado –deberíamos hacerlo todos- no sólo debemos fijarnos en las calorías; existe otra información nutricional que debemos tener en cuenta para hacer un estudio rápido pero completo del producto.
Es muy importante revisar la composición: por norma general los productos vienen acompañados de un breve texto informativo sobre los ingredientes que contiene, en mayor proporción según el orden de aparición.
En la tabla que generalmente también acompaña nos enteraremos de la proporción de cada ingrediente, siendo importante fijarse en dos de ellos, la proporción de azúcar y sal. Además de poder calcular los nutrientes por ración.
Para saber si ese producto elegido nos va a aportar el suficiente aporte nutricional diario, tendremos que fijarnos en si la cantidad está comprendida entre un 10-20%, la medida indicada para cubrir nuestras necesidades nutricionales del día.
Y, por supuesto, también el aporte calórico que vamos a ingerir con ese producto. Sólo tenemos que calcular su porcentaje en función de las raciones.