Nombres propios

Carolina Yuste: “Mi caña soñada sería con Amy Winehouse”

Vegana y amante del gazpacho, la actriz pasa por un momento dulce: este año va a estrenar un total de seis películas.
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Carolina Yuste posa para Tapas Magazine en Villa Verbena, en la Casa de Campo de Madrid. / Foto: Jaime Partearroyo

Carolina Yuste (Badajoz, 1991) estrena seis filmes en 2021, nada más y nada menos. La extremeña se encuentra en uno de sus mejores momentos profesionales tras aquel galardón, que ya suena hasta lejano, a mejor actriz de reparto en los Goya 2019. Embaucada en nuevos proyectos que todavía no puede confesar, este año también pone punto y final una de las giras teatrales que más ha dado que hablar en las tablas españolas, Prostitución dirá adiós a los escenarios este diciembre en Barcelona. Vegana y amante del gazpacho, nos dedica unos minutos en el estreno de El Cover, ópera prima de Secun de la Rosa donde imita a la artista con la que le hubiera gustado tomarse una buena caña.

Hasta el cielo, Sevillanas en Brooklyn, Chavalas, Girasoles silvestres, La Familia perfecta y El Cover… Y todo se estrena en 2021. ¡Madre mía!
Madre mía, eso digo yo [risas]. Pero me siento una auténtica privilegiada. Obviamente, con la pandemia, los estrenos se han solapado, pero sí, estoy muy contenta.

¿Es un lujo o una gymkana?
¡Un lujo! ¡Por supuesto! Con el año que hemos tenido, que ha sido tremendamente difícil para muchos sectores, y en el que la cultura ha sufrido mucho, yo me doy con un canto en los dientes de haber podido trabajar tantísimo.

En 2019 recibes el Goya por Carmen y Lola, filme en el que eres la única actriz profesional. ¿Cómo manejaste esto?
Sí, fue diferente pero tuvimos un proceso de ensayos estupendo y aluciné, porque no eran profesionales pero veía unas interpretaciones muy buenas. En ese sentido fue muy fácil, era más la cuestión técnica de entender cómo funciona un rodaje, pero a la hora de interpretar eran increíbles. Además, Arantxa Echevarría me dio la oportunidad de hacer de coach con muchas de ellas y desde el principio se generó una esfera única. También era mi primera película, aunque yo venía de hacer teatro, esto también era nuevo para mí, era muy novata y fue bonito el trabajo conjunto.

¿Y el éxito inmediato asusta?
La exposición puede dar susto, lo que pasa es que he tenido mucha suerte con los equipos que me he ido encontrando y, como siempre he tenido mi pie y mi casa en el teatro, también he podido equilibrar mucho. Pero bueno, a mí no me asusta, creo que las cosas pasan y hay que aprender de ellas e intentar hacer un caminito chulo pero bueno.

¿Te abrió muchas puertas? 
Sí, claro. De repente gente que no me conocía y que no sabían de mi existencia como actriz decían: “Mira esta muchacha, vamos a probarla”. Salieron pruebas y empezaron a llamarme para castings y, claramente, no puedo negar que el foco que pudo darme Carmen y Lola sirvió para conseguir proyectos posteriores.

¿Qué tienen en común tus personajes?
De alguna manera, más que los personajes en sí, que todos tienen una mirada como muy conciliadora y son personajes que arropan, creo que tienen más similitud los proyectos y las historias. Al final, son películas que hablan de lo bueno, que ponen la lupa en lugares que no se suele poner o que, de repente, hablan de unas clases a las que no se les suele poner en valor.

Y Carolina Yuste, ¿qué bebe de sus personajes y qué tiene en común con ellos?
¡Mi cuerpo! [risas]. Al final, todos son tan diferentes que de alguno tienes una cosa, de otros aprendes cosas que en una primera instancia no tienen tanto que ver contigo. Se genera un diálogo entre lo que piensa el personaje y lo que piensas tú y llegas a un acuerdo. Yo siempre me entiendo como una herramienta de comunicación, pero al final, evidentemente, pues no deja de ser mi cuerpo, mi voz, mi cara, mi mirada, todo… y ahí se genera la fusión.

Desde luego llegaste a la interpretación para dar voz a las voces que normalmente no se quieren escuchar…
No quiero ser abanderada de nada, simplemente quiero participar de un discurso de gente que quiere, de alguna manera, una cosa más justa para este mundo. De aquí viene mi participación en el proyecto Dramawalker de la Cañada Real, que me propusieron desde el CDN con gente del sector 6 para, efectivamente, poder contar una historia un poco más allá de lo que siempre escuchamos sobre esta zona. Adentrarnos un poco más a nivel experiencial, hablar con las personas concretas que viven allí cumpliendo día a día. Y siempre que pueda ayudar a dar voz, lo haré.

Además de la gran pantalla, tenemos que hacer especial mención a tu trabajo en la obra Prostitución. ¿Cuesta mucho prepararte para un papel así?
Para mí, Prostitución ha sido probablemente uno de los curros más potentes que he hecho hasta el día de hoy, por muchos motivos. Antes de ensayar, tuvimos un proceso anterior de talleres, de investigación; estuvimos con ellas en los polígonos, en un club, hablamos con muchas mujeres. Y claro, peta el corazón y te abre la mente darte cuenta de la cantidad de realidades diferentes y cosas que suceden ahí. Seguimos estigmatizando muchísimo a la puta pero a los puteros no les hacemos mucho caso y el foco siempre está en ellas, cuando la mujer es la que es denigrada y marginada e, inevitablemente, todo esto te atraviesa. Los textos de la función son sus propias palabras, no hay nada inventado, es todo lo que ellas nos contaron. Imagínate, hay que ser muy respetuosa con las voces de todas estas mujeres y no poner nada de ti encima, a parte de tu cuerpo, tu energía y también tu discurso emocional. 

Pero ha sido una gran oportunidad…
Sin duda. Fue duro pero, a la vez, ha sido tremendamente beneficioso, ha sido muy poderoso lo que ha pasado después de las funciones: ver el debate que se ha generado y que haga replantear muchas cosas a muchos hombres, que al final son los que van a estos sitios. Además, estar con Andrés Lima, que para mí es lo más, y de la manita de Carmen Machi y Nathalie Poza es un lujo. Ha sido un proyecto redondo que ha podido llegar a mucha gente, porque a veces hacemos obras que son igual de poderosas pero no son capaces de acceder a teatros grandes y no llegan al público más mayoritario.

Y entre tanto rodaje, ¿cómo se lleva el comer? 
En algunos se come mejor y en otros peor [risas]. Intento estar bien nutrida, porque a veces las jornadas laborales son infernales y hay que aguantar ahí. Soy vegana y en mi casa me apaño increíble pero, a veces, en un rodaje dices que eres vegana y creen que sólo comes lechuga, aunque cada vez tienen un poco más de variedad.

¿Eres cocinillas?
Soy más cocinillas en verano que en invierno. La cocina fresca me gusta más, como una ensalada de lentejas con arroz y con remolacha. Pero luego, por ejemplo, en invierno se me dan muy bien las lentejas con curry.

¿Y con quién tienes una caña pendiente?
Sin duda, sería con Amy Winehouse y la abrazaría mucho.