Dicen de Basilea que es un punto de encuentro, y no les falta razón. Porque andando un poco, puedes llegar a Alemania, cruzar un puente para aparecer en Francia y volver a Suiza paseando por la ribera del Rin. Lo mismo pasa con el aeropuerto, con puertas de salida que llevan a países distintos. Encuentro también entre un pintoresco casco antiguo y la más moderna de las arquitecturas.
