Lo mejor de las fiestas del barrio era que los bares sacaban las mesas a la calle. Entonces no había tantas terrazas, ni siquiera había aceras. Vivíamos en la periferia de Barcelona y todo era fábricas y talleres. Trabajo. Comercios modestos. Y bares. Los bares eran un refugio y una condena. Esto último se ve bien […]
