Rosalía (Sant Esteve Sesrovires, Barcelona, 33 años) lleva semanas sirviendo fe. Primero Berghain, un single preparado para sonar en la Ópera de Viena; luego un álbum que sirve de fundamento y «Lux» para crear una religión aparte; y entrevistas de las más tiernas, espirituales y reveladoras.
Una de estas fue ‘La Revuelta’, en la que además de regalar un trocito de su corazón -como dice en su canción Reliquia– en forma de bizcocho, cantar acapella La Perla y ganarle en un pulso a David Broncano, también ha servido para que nos de una revelación de a dónde ir la próxima vez que te apetezca engullir una deliciosa pizza tradicional napolitana.
Tras la entrevista, La Motomami cerró la jornada con un plan gastro muy italiano. Rosalía se dejó caer en Pizzería Sasà, un acogedor rincón napolitano en pleno Argüelles, y hay que decirlo: sus pizzas, al igual que su nueva obra musical, te hacen cuestionar tu espiritualidad… pero esta vez a través del paladar.
Un nuevo milagro gastro: Pizzería Sasà
Pizzería Sasà es ese rinconcito del centro de Madrid donde, nada más cruzar la puerta, te da la sensación de haber aterrizado directamente en Nápoles. La historia detrás del local tiene sabor a sur: dos hermanos napolitanos llegaron a la capital con un objetivo sencillo pero ambicioso, compartir con los madrileños la cocina auténtica de su ciudad. Tras mucho buscar, encontraron su hogar en la calle Juan Álvarez Mendizábal, y allí levantaron este pequeño templo pizzero de alma italiana.
Colores de la bandera italiana, guiños al Vesubio y, cómo no, fotos de Maradona vigilándolo todo desde las paredes. En el corazón del sitio está su horno artesanal Jumaco -una joya fabricada por una histórica empresa española- donde se hornean masas de fermentación lenta con harina italiana, coronadas con mozzarella di búfala y tomates San Marzano.
En la carta brillan pizzas que ya se han convertido en favoritas del barrio. La ‘Sasà’ combina mozzarella, boletus, tomatitos de colores y salsiccia; la ‘Bella Ciao’ llega con crema de trufa y queso scamorza; y la ‘Rurú Burrata’ es puro placer con burrata fresca, salsiccia y parmesano. Para los más puristas, la ‘Margherita’ reivindica que la sencillez bien hecha nunca falla. Y si buscas algo diferente, la ‘Leo Pistacchio’, con mortadela italiana y pistacho, es una de las estrellas indiscutibles.
Pero Sasà no es solo pizza. También despliegan clásicos de casa napolitana como la pasta alla genovese o la parmigiana di melanzane, y cierran con postres tan icónicos como la sfogliatella o el babà al ron. Todo con ese toque casero que hace que quieras volver antes incluso de haber terminado el postre.
Al fin y al cabo, si algo nos ha enseñado -además de cómo ser una santa del escenario- es a tratar la buena comida como un pequeño acto de fe. Y la pizza de Sasà es justo eso: de las que te invitan a hincar rodilla… y el diente.