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Una historia de sal, mar y alma en Mallorca

En Colònia de Sant Jordi, próximo a la playa de Es Trenc, Iberostar Beachfront Resorts inaugura un nuevo cinco estrellas donde la sostenibilidad, la gastronomía local y el bienestar con alma balear marcan la diferencia.

Germán Saiz (fotografía) y Alex Banegas (estilismo) 

Hay lugares donde el tiempo parece plegarse a la calma y donde la naturaleza es el alma misma del viaje. La playa de Es Trenc, en el sureste de Mallorca, es uno de ellos. Una lengua de arena blanca bañada por un mar que se despliega en azules infinitos, protegida por un ecosistema que late al ritmo de la propia isla. Aquí, donde Mallorca aún guarda su forma más pura, nace una nueva experiencia para el viajero que busca autenticidad: Iberostar Selection Es Trenc 5*.

Frente a este paisaje suspendido entre la sal y el cielo, el hotel abre sus puertas con el deseo de bañar el entorno. Lo hace con arquitectura integrada, energía renovable y materiales que dialogan con la tierra. Sus 145 habitaciones y suites cuentan con terrazas privadas desde las que contemplar el Mediterráneo, mientras una brisa salina entra en escena como una promesa de desconexión.

Germán Saiz (fotografía) y Alex Banegas (estilismo) 

La sal, precisamente, es el hilo conductor de esta propuesta sensorial. La Flor de Sal d’Es Trenc, recolectada de forma artesanal desde tiempos remotos en las salinas del Parque Natural Es Trenc–Salobrar de Campos, inspira la gastronomía, los tratamientos de spa y hasta el diseño interior del hotel. Es memoria, identidad y belleza cristalizada.

En el restaurante Salivent —cuyo nombre se inspira en el viento y la sal que esculpen esta costa—, la cocina se despliega con respeto y creatividad. Ingredientes locales, productos de temporada y pescados frescos encuentran su equilibrio perfecto con la delicadeza de la Flor de Sal, realzando los sabores con la misma naturalidad con que el mar acaricia la orilla. Todo invita a saborear la isla sin artificios, con los pies descalzos y la mirada abierta.

Al caer la tarde, la experiencia se transforma en ritual. En el rooftop, cócteles elaborados con infusiones de sal y cítricos locales acompañan puestas de sol que tiñen el cielo de cobre. Las noches, a veces, se abren con cine al aire libre o música en vivo, en una atmósfera íntima que permite reconectar con lo esencial: la belleza simple de vivir el momento.

El spa, por su parte, recoge la herencia salinera para ofrecer tratamientos que miman cuerpo y mente. Masajes con aceites naturales, exfoliaciones con sal marina, rituales que despiertan los sentidos y conectan al huésped con la fuerza mineral de esta tierra. Todo con un enfoque de bienestar integral, que respeta tanto al viajero como al entorno.

Y es que Iberostar Selection Es Trenc no es solo un hotel, es una declaración de principios. Funciona sin plásticos de un solo uso, con energía 100% renovable y proveedores locales que comparten el compromiso por una Mallorca sostenible. Cada gesto, cada detalle, cada decisión, está pensada para cuidar el territorio, no solo admirarlo.

A unos pasos del hotel, las emblemáticas salinas ofrecen visitas guiadas para conocer el proceso de recolección, la fauna que las habita y el delicado equilibrio que las mantiene vivas. Es un viaje dentro del viaje, una manera de entender que la belleza de Mallorca no está solo en su paisaje, sino en quienes lo preservan generación tras generación.

Así, en este rincón de la isla donde el mar respira lento y el silencio huele a sal, Iberostar Selection Es Trenc invita a vivir Mallorca de otra forma: con respeto, con pausa, con alma. Porque hay lugares que no se visitan, se sienten. Y este es uno de ellos.