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Tapas Interview | Rodrigo Taramona: «Me puedo tomar seis cafés al día, pero procuro parar»

Estuvimos hablando con Rodrigo Taramona en Bianchi Kiosko Café.

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Trabajó haciendo mudanzas, fue dj, actor de cine y de televisión. Rodrigo Taramona (Lima, Perú, 1979) ha escrito para varios medios y ha tenido tiempo de montar dos bares. Si te interesan la tecnología y las redes sociales, habrás visto alguno de sus vídeos en los que aconseja sobre cómo no convertirte en un siervo de IG o TikTok. Él mismo reconoce que le toca luchar lo suyo para no sucumbir al poder de las pantallas.

Confiesa, ¿cuánto tiempo pasas al día en redes sociales?
Paso mucho, pero paso más produciendo que consumiendo. En el móvil puedo pasar las 8 horas de trabajo, pero tengo temporizadores. A las 9 de la noche procuro siempre dejar todas las pantallas. Y cuando me despierto me gusta siempre meditar antes de cogerlo.

¿A qué hora miras el móvil por primera vez, nada más levantarte?
Procuro que no sea así y tengo que pelear contra mí. Sobre todo si he subido un vídeo y sé que va a funcionar, duermo más inquieto y por la mañana tengo que hacer más esfuerzos para no mirarlo enseguida. Cuando estás en un trabajo que te gusta mucho y quieres saber cómo es el resultado, es como si cada día escribieras un libro y a ver cómo lo reciben: tiene que ver más con eso. La parte de la dopamina la tengo más domada como usuario. Es una caja de Skinner, un interfaz de usuario que te tiene entrenado para que hagas una serie de movimientos específicos para recibir unas recompensas específicas y eso acaba produciendo un comportamiento que se va repitiendo aunque tú no quieres. Estás metido en una cárcel de comportamiento.

¿Alguna red social que te guste más?
Me parece muy amigable por comunidad y entorno, Instagram. Twitter es un sitio que no piso, y TikTok es una red social que puede ser muy peligrosa pero también puede ser la que mejor contenido te dé si entrenas a tu algoritmo. Esto es como entrenar a tu dragón: si entrenas a tu algoritmo, tienes una herramienta muy poderosa, pero es muy difícil entrenar a un dragón…

Grabas tus vídeos con fondo de libros de papel, ¿eres más de leer en papel o en digital?
Prácticamente no leo nada digital, casi todo lo que leo son libros: procuro no leer mucho blog, lo que comentan en redes.

Niños y móviles, ¿se nos ha ido de las manos?
Soy un firme defensor de considerar una restricción de edad al smartphone.
Es mi opinión y estoy dispuesto a debatirla, pero no veo razón para que un niño menor de 14 o 16 años tenga un smartphone con acceso infinito a internet. Esto es como un coche y un ciclomotor: un coche puedes conducirlo a los 18 años, un ciclomotor a los 14, así debiera ir.

Foto: Jaime Partearroyo.

Hace unos meses hubo un problema con una herramienta de IA, menores y pornografía, ¿cómo afrontamos estos problemas?
Las leyes siempre van por detrás de los avances tecnológicos. Lo primero que tenemos que hacer es darnos cuenta de que el genio está fuera de la botella, es difícil controlarlo. Hemos hecho un recorrido como sociedad, como especie, en el que muchas cosas se han podido restringir desde fuera, el estado, normativa, regulación… Me temo que estamos entrando en una era en la que las restricciones y la disciplina se tienen que imponer desde dentro. Hay que empezar a reflexionar. Por eso la conciencia, la meditación y la auto disciplina van a ser las fuerzas más transformadoras de esta era en la que la tecnología ha superado cualquier control gubernamental o de empresas privadas.

Desde dentro se refiere al usuario, ya ni siquiera desde las empresas.
Tanto las empresas como los estados tienen herramientas que van a superar cualquier regulación o consenso. La tecnología es una herramienta muy liberadora, pero tenemos que volver a la conciencia, a la espiritualidad, que es una palabra tabú en una época tecnológica y científica, y al humanismo. Todos los conocimientos humanistas que se perdieron en la era industrial, ahora que pasamos a la era de la información son los conocimientos más valiosos que una persona puede tener.

Fuiste actor, hiciste mudanzas, dos bares… ¿cómo te ves en el futuro?
A los 44 años me encuentro en el lugar, este es mi sitio. Me he entregado a compartir los conocimientos que adquiero, en el futuro me veo como hombre de familia, padre y marido. Y luego, compartir los conocimientos con toda la gente que esté dispuesta a escuchar para intentar crear un impacto positivo. Tenemos las mejores herramientas de la historia de la humanidad, pero son dragones. Si los domas, eres un dios, si te doman, estamos condenados a extinguirnos.

Hablemos de comer, ¿cuál es la comida más importante del día?
El desayuno, soy muy de desayuno heavy. Café con leche de avena o café americano. Y soy de tostadas, aguacate, jamón…

Por lo visto te gusta el café, ¿cuántos puedes tomar al día?
Uauuu, procuro parar, pero me puedo tomar seis.

¿Cómo lo tomas?
En casa, americano. Me gusta el café de Perú, Colombia… pero aquí, en la cafetería de mi hermano, siempre tienen blends que son muy buenos. Siempre le bromeo diciéndole que como es dj, hace muy bien mezclando cafés.

Y, ¿qué te quita más el sueño: el café o el móvil?
Muy buena pregunta. El móvil y las redes es lo que más sueño me quita, de lejos.

A la hora de comer, ¿cuál es tu plato favorito?
Me gusta mucho la comida peruana, soy peruano. Mi plato favorito de pequeño era el olluquito y el mondongo, que son como una especie de callos.

¿Por qué le ponéis esos nombres tan sonoros a los platos peruanos? Olluquito, causa limeña…
No sé (risas), suenan un poco juguetones, sí.