Carlos Núñez es el cocinero pontevedrés y asesor gastronómico creador de la taberna Skull St., un concepto que se basa en recrear la taberna de siempre arraigada a la tradición madrileña en clave de atrevimiento, es decir, dándole una vuelta y girando en torno a una bulliciosa barra en la que todo está permitido.
Skull significa cráneo en inglés y, según la tradición vikinga, cuando los guerreros ganaban una batalla decapitaban al líder del bando opuesto y bebían de su cráneo para celebrar la victoria de la batalla. Pero aquí Skull St. reivinidica el espíritu de la celebración, de la calidad y de la magia del grupo alrededor de la barra de un bar. “La vida está para desgastarse, no para ir con cuidado”, explica Núñez. “Queremos que el cliente venga a compartir, a comer con las manos y a dejarse en casa los complejos para disfrutar de la sencillez del bareto de toda la vida”.
Enamorado del buen comer, Carlos Núñez propone un formato que comparte con la taberna tradicional gallega la recuperación de las recetas de toda la vida y los productos típicos de la despensa como las zamburiñas utilizadas para la lasaña de zamburiñas gratinada al horno, el pulpo que se encuentra en el saam de pulpo con salsa de aguacate y lima o las empanadillas criollas con idiazábal. En su carta, con forma de tabla periódica, conviven los sabores reconocibles y las especialidades propias de la tasca gallega o del Madrid más cañí con pinceladas modernas e influencias street food de diferentes partes del mundo. Entre sus platos más conocidos está la ensaladilla rusa con polvo de mojama, la croqueta tempurizada de sepia y gamba, el steak tartar con jalapeño, encurtidos y pico de gallo o la costilla de ternera glaseada y horneada durante 36 horas.