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Ruta Incombustible IQOS: los mejores locales de Madrid para ver y ser visto

La Ruta Incombustible IQOS* te transporta a locales con una naturaleza y atmósfera únicas en los que desconectar y compartir con los tuyos los mejores momentos.
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La terraza de Patio de Leones.

En una ciudad cosmopolita como Madrid, los restaurantes más tradicionales comparten acera con los de clientela joven y decoración moderna. En los primeros se come bien, pero es que en los segundos la experiencia es redonda: se esmeran y, de manera sobresaliente, proponen un buen apaño tanto para un desayuno sencillo como para una comida soberana, una cena informal e incluso (claro…) unas copas.

De hecho, el cliente puede descubrir en todos ellos una forma distinta de experimentar la ciudad y su tiempo libre. Y aquí es donde precisamente entra en juego la Ruta Incombustible IQOS*: tú eliges cómo y cuándo conocerlos, puesto que cada uno de los establecimientos que forman parte de este inventario posee una naturaleza y atmósfera únicas. ¿Qué tal un homenaje culinario? ¿Y un baño de famoseo? ¿O quizás prefieres presumir de plato en Instagram?

Los locales incombustibles crean experiencias únicas, transforman lo clásico en moderno, diseñan nuevas formas de disfrutar la cocina y la coctelería en el mejor ambiente. Si eres innovador, estás al tanto de las últimas tendencias y estás en constante búsqueda alternativas diferentes, esta selección de locales incombustibles está hecha para ti. Están esperándote.

En 1754, el rey Fernando VI inauguró la plaza de toros de la Puerta de Alcalá, frente a los Jardines del Buen Retiro. Y es precisamente a esta época a la que rinde homenaje esta taberna cósmico-cañí abierta hace poco más de dos años bajo la dirección del empresario hostelero Jorge Llovet (también dueño de Ramsés, del que es vecino). A las mesas de su terraza (ojo con ella…) y de su interior, donde no faltan azulejos de colores y referencias castizas, llegan tortillas de patata (hechas al momento, con o sin cebolla) y croquetas de jamón ibérico Cinco Jotas, entre otros platillos. Y ya es el bar de moda de la zona.

Diego Fraile, su chef ejecutivo, convierte cada plato en una experiencia inolvidable: sus mejores bazas son la materia prima de primera y una excelente técnica en la cocina. Su habilidad frente a los fogones se traduce en fórmulas como las sardinas al carbón con mojete manchego, el arroz seco de verduras y costillas y el salmón sopleteado con aguacate y cítricos. Redondean la propuesta vinos y champagnes y cócteles y smoothies.

Denomina su concepto de cocina gallega como «contemporánea, honesta y atrevida». Y el espacio invita a quedarse a vivir allí: está ubicado en plena milla de oro, luce una arquitectura brutalista de inspiraciones celtas y apuesta con vanguardia a todo trapo, terrazas y ventanales incluidos. Sobre el mantel, sabores, texturas y aromas tradicionales del terruño (lacón fresco a cuchillo, pulpo a la brasa, rodaballo salvaje, croca a la brasa de encina…), regados con vinos de la Tierra.

Aúna actualidad y elegancia a partes iguales y siempre goza de un ambiente muy agradable. ¿Su apuesta? Cocina mediterránea. En la carta destacan los pescados (un buen ejemplo es la lubina salvaje con chalota caramelizada al azafrán y su fumet) y las carnes (magret de pato lacado en barbacoa japo con causa limeña picante). Tiene capacidad para más de 100 comensales y, además, cuenta con dos amplios reservados.

Aunque abrió hace menos de un año, el del grupo Carbón Negro ya ha demostrado tener todos los elementos para triunfar: buena cocina con producto de primera, un local memorable, buen rollo y mucha diversión. A un tris de la Plaza de Colón, apuesta por sugerencias como las cigalitas a la brasa con refrito de ajo y guindilla, el aguacate con tartar de atún y el atún guisado con tomate y huevo frito.

Se autodefine como el restaurante cervecero más versátil de Ponzano, la calle que ya es considerada por muchos como la milla de oro de la hostelería. Y razón no le falta: la gran barra central cuenta con mesas altas ideales para una comida informal, un aperitivo o incluso el afterwork; mientras que el acogedor salón recibe a aquellos comensales que buscan comer o cenar como mandan los cánones, en mesa baja. El ambiente y la música están asegurados en todo el local.


*IQOS no está exento de riesgo y con su uso se inhala nicotina, que es adictiva. Dirigido únicamente a adultos.