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Restaurantes de Saint-Tropez exigen a los comensales un gasto mínimo de 5.000 € para conseguir una reserva

Un elenco hostelero exclusivo -y abusivo- de la ciudad francesa del lujo está aprovechándose así de su hype gastronómico.

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La Costa Azul se ha convertido en sinónimo de lujuria y ostentación, como el destino favorito de la élite creativa o del ‘starsystem’ con personalidades como Beyoncé, Jay Z o Leonardo Dicaprio. Un enclave hedonista en el que ver y ser visto durante la temporada estival, entre lugares como el icónico Nikki Beach Club, el restaurante Indie Beach rediseñado por Jacquemus o la nueva cafetería Louis Vuitton bajo la dirección culinaria de Arnaud Donckele.

Pues bien, no todo es oro lo que reluce en el Saint-Tropez actual, repleto de historias extravagantes que giran en torno a la negación de reservas en sus restaurantes de lujo por no garantizar el gasto mínimo de 5.000 euros.

Se trata de un acto controvertido que ya han denunciado algunos visitantes, e incluso la alcaldesa Sylvie Sirique, quien alegó que estas ‘prácticas despreciables estaban arruinando la imagen de la ciudad’.

Una reserva utópica

‘Al hacer la reserva, te dicen: ‘Tenemos una mesa por 5.000 euros, ¿te parece bien?’, declaró un posible comensal al periódico local Var-Matin. ‘Si no lo está, pues no hay más mesas’.

En este sentido, si el cliente declina ‘la oferta’ de invertir varios miles de euros en una sóla cena, el establecimiento directamente deniega su reserva, excusándose con que ‘no hay disponibilidad de mesas hasta septiembre’.

Otros clientes han informado que algunos restaurantes de la zona cuentan incluso con una base de datos de sus clientes anteriores, incluido cuánto han gastado, y basan su disponibilidad en la cantidad que figura en el archivo.

Sin embargo, estas prácticas de extorsión pueden ir incluso más allá. Según informa el periódico Nice Martin, uno de los comensales fue perseguido hasta el aparcamiento del restaurante porque los empleados dijeron que su propina de 500 euros no era suficiente, ordenándole a regresar para pagar otros 500 euros en cumplimiento de la ‘tasa’.

Ante todo este paradigma, la alcadesa ha actuado afirmando que cualquier restaurante que sea declarado culpable de ‘extorsión y chantaje organizado’ -especialmente si se encuentra entre los locales que están obligando a los clientes a pagar elevadas propinas o a mantener bases de datos de clientes- podría correr el riesgo de perder sus licencias de funcionamiento nocturno.

Según The Guardian, se han repartido más de 1.000 pegatinas en Saint-Tropez para recordar tanto a turistas como a residentes locales que se pongan en contacto con el ayuntamiento y el servicio de fraude al consumidor si han sido estafados, intimidados o timados de cualquier otra forma por un restaurante.