Puede que la imagen de un hombre soplando una zanahoria con agujeros resulte algo bastante freaky pero es algo que The Vegetable Orchestra lleva haciendo, nada más y nada menos que, desde el año 1998. Si pensabas que el reciclaje solo afectaba al plástico, al cristal y al cartón, es porque todavía no habías descubierto a este colectivo.
“Trabajamos con tres tipos de instrumentos: el ‘ready-made’ que puedes comprar en el mercado y tocar directamente, en este caso serían los pimientos, y luego tenemos los instrumentos simples, que pueden ser con varios cortes y luego los más complejos que actuarían como un instrumento normal”, explica Sussana Gartmayer, miembro de la orquesta. Solo utilizan verduras frescas que ellos mismo compran en el mercado y, posteriormente, fabrican los instrumentos. “Nos lleva entre dos y tres horas fabricarnos todos los instrumentos”, explica Gartmayer. Y después ya hacen el chequeo del sonido.
No todos los alimentos funcionan. Por ejemplo, el tomate, que fue de los primeros que utilizaron, no aportaba sonidos por lo que tuvieron que probar con otros que sí funcionan como es el caso de las berenjenas o las calabazas que sirven como percusión.
En cada uno de los espectáculos en los que tocan se utilizan instrumentos nuevos. Su estilo es muy diverso ya que lo mismo te tocan un tema de jazz que uno de electrónica. Así que originales, son un rato. Con los restos de vegetales, la orquesta prepara una sopa que sirve al público después del concierto. ¿Puede haber una forma más original de reciclar?