Hoy, 16 de mayo, nos despedimos de un pescador, de un enamorado de la mar ibicenca y de sus pequeñas cosas, además del primer ganador del Tapas Best Chiringuito. Su nombre es Joan Ribas Ferrer, de Can Portmany, que a sus 67 años de edad nos ha dejado tras sufrir una grave enfermedad.
Su papel como principal pionero de lo que denominaba «el verdadero turismo de calidad» de Ibiza ha sido fundamental para enseñar a las siguientes generaciones del ámbito que el éxito se consigue a partir de «cuidar de las calas y de la costa». Y eso mismo hizo él, cuidar hasta el último día del que fue su acogedor chiringuito de madera Ses Boques, en San Josep de Sa Talia, desde que lo abrió junto a su padre en la primavera de 1974, cuando tenía nada más que 17 años y estaba aprendiendo a cocinar pescado.
Joan Portmany era uno de esos ibicencos que no pudieron alejarse del mar que conocen desde que eran niños. Del mismo mar por el que navegaba sin prisa, en un llaüt o una chalana, antes que en los nuevos cacharros a motor. Aquellos hosteleros que prefieren una comida tradicional preparada con producto cercano y acompañada de un buen vino y de buenos amigos.
Criado en la parroquia de Es Cubells, en ‘su ibicenco’ convivieron dos vocaciones: la educación y la cocina. Y fue un gran maestro de ambas. Por un lado, enseñó catalán a los adolescentes que llegaban al instituto Quartó de Portmany de Sant Antoni, y por el otro, le dio un nuevo sabor al recetario marinero que había aprendido de sus mayores (bullits, guisats, salmorres, arroces, pescados al horno, a la plancha, fritos…), siempre elaborados con productos locales. Un éxito que nunca habría podido conseguir sin su esposa, Lourdes Tur, y, más tarde, con sus dos hijos, Joan y Lourdes.
Aunque su hogar fue Ibiza y Ses Bosques, su extensa red de amigos le abrió las puertas a viajar y descubrir nuevas formas de entender la cocina. Ahora que ya no está, será su cocina la que siga viajando en el recuerdo de quienes, al volver a Ibiza, sepan disfrutar de sus pequeñas cosas.