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Nantes: creatividad en vena

Nombres: Naunnt, Naoned

País: Francia

Idioma: Francés

Habitantes: 284.970

Prefijo Telefónico: +33 2

Conocido por: Isla de Nantes, Museo Julio Verne, Vino Muscadet, Capital de Loira.

La ciudad donde nació Julio Verne, a cuyo puerto llegaban enormes partidas de especias de ultramar y donde se creó la marca de galletas LU es uno de los rincones franceses más creativos cultural y gastronómicamente hablando. Querrás participar en todas las actividades: cenas secretas, cruceros gourmet por el río Loira, celebraciones multitudinarias en torno a una mesa… Pero antes de nada mejor conocer un poco lo que se cuece por aquí. Acompáñanos.

©Kembeke; Óscar Checa; Nantes Tourisme

Nantes: creatividad en vena

Tranquilo, por dormido que estés, la decoración de estas salas activa los sentidos con su mezcla de madera, vidrieras y art déco en paredes de colorida cerámica. Hablamos de La Cigale, mítica brasserie centenaria donde los hombres alternaban con las ‘cocottes’ del teatro, nació el movimiento surrealista y Jacques Demy hizo bailar a Anouk Aimée en ‘Lola’. Café, té o chocolate Valrhona con croissants, brioches, mermeladas ‘bio’ caseras, mantequilla salada… Y, en el improbable caso de que te quedes con hambre, dirígete a por los contundentes pasteles de Aux Merveilleux de Fred.

Nantes: creatividad en vena

La región produce buenas verduras y hortalizas, además de quesos o vinos, así que visitar sus mercados es un espectáculo. Nosotros te recomendamos el de Talensac. Y ya de vuelta al centro para pasear por el casco antiguo debes probar los ‘berlingots’ y ‘rigolettes’, caramelos artesanales que encontrarás en Chez Bohu, Maison Lemaître o La Friande. En el rehabilitado Pasaje Pommeraye (construido en el siglo XIX y donde los ‘modernos’ de la época salían a pasear con sus tortugas) y alrededores podrás probar bombones y otra especialidad nantesa: el pastel kouign amann, de mantequilla, harina y azúcar.

Nantes: creatividad en vena

Con lo que llevamos encima, te proponemos un almuerzo ligero a base de pescado. Por ejemplo en Poisson Paré, un ‘fish & chips’ distinto, con productos ecológicos de la región y buena selección de vinos. También puedes aprovechar para coger el transbordador fluvial Navibus y visitar el antiguo barrio de pescadores de Trentemoult, en la orilla izquierda del Loira, además de comer en el restaurante La Civelle. Pero si prefieres aguantar hasta el barrio de la Isla de Nantes, una gran opción es O Deck, cocina a base de productos locales, un emplazamiento espectacular y menús a buen precio.

Nantes: creatividad en vena

La tarde puede comenzar en la Isla de Nantes para recorrer este barrio donde los antiguos astilleros se han convertido en un enorme centro dedicado al diseño. El proyecto Les Machines de L’Ile, mezcla de los mundos imaginarios de Julio Verne, el universo mecánico de Da Vinci y la historia industrial de Nantes, te hará sentir un niño de nuevo. Otro entorno que ha seguido un camino similar, ya fuera de la Isla, es la antigua fábrica de galletas LU. Esas letras son ahora el acrónimo del Lieu Unique (Lugar Único), edificio que alberga restaurante, bar, tiendas, salas de exposiciones y hasta un hamman, el Zeïn.

Nantes: creatividad en vena

A los nanteses les gusta salir a tomar un aperitivo antes de cenar, por lo que encontrarás bastante ambiente a primera hora de la noche (o última de la tarde). Si no pasaste antes por La Masion des Vins de Loire, es un buen momento para probar los vinos de la región (con el Muscadet como estrella), perfectos para quesos. O puedes ir abriendo boca en La Cómedie des Vins, en el barrio Graslin. Después, en el casco antiguo, Chez Maman (de atmósfera y decoración delirante) o Le Coin des Crêpes son direcciones buenas y asequibles. En la Isla de Nantes, Le 1 es una de las mejores propuestas de cocina moderna.

Nantes: creatividad en vena

Como ciudad universitaria, Nantes tiene bastante ambiente nocturno. En las salas del Lieu Unique tal vez haya concierto, y por el centro hay bares como Le Molière. En la Isla de Nantes, los anillos gigantes de colores junto al río son la referencia para llegar hasta los pubs del Hangar à Bananes, enorme almacén de plátanos reinventado, y hasta la discoteca LC Club, donde alargar la noche a base de house, electro y hip hop. Eso sí, al acabar duerme como un señor en el Oceania Hotel de France, palacete del siglo XVIII con decoración moderna, o Sozo, iglesia convertida en hotel. En Okko estarás rodeado de diseño minimalista.