El tequila y el mezcal son dos bebidas espirituosas de agave que conforman algunos de los tragos favoritos del mundo. Además, su popularidad no ha parado de crecer a lo largo de los últimos años, sobre todo, en Estados Unidos.
Ambas bebidas tienen sus raíces en las comunidades indígenas y agrícolas de México. Sin embargo, también presentan unas serie de diferencias, como sus procesos de elaboración. Mientras que el tequila debe elaborarse con agave Weber azul, una planta originaria de las regiones áridas de América, en una de las cinco regiones designadas de México; el mezcal puede llevarse a cabo con una gran variedad de magueyes y en nueve estados mexicanos.
La procedencia geográfica tiene entonces mucho que ver en todo esto. El tequila es un producto geográficamente específico con D.O regulado por el Consejo Regular del Tequila (CRT). La mayor parte del tequila procede de Jalisco, el estado mexicano en el que se encuentra la ciudad de Tequila. La bebida espirituosa también puede producirse en municipios concretos de otros cuatro estados mexicanos: Guanajuato, Michoacán, Nayarit y Tamaulipas.

La producción del mezcal y el tequila también diverge. La del mezcal se inicia en un pozo subterráneo con métodos más tradicionales, y el tequila suele hacerse con procesos más modernos, destilándose dos veces en alambiques de acero inoxidable o de cobre.
De igual forma, el mezcal se caracteriza por tener una amplia variedad de notas y perfiles de sabor: desde los afrutados hasta los vegetales o minerales. Por otro lado, el tequila, suele mostrar sabores y aromas de agave cocido, frutas tropicales y cítricos, teniendo una gama de sabores más reducida debido a las restricciones de producción.