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José Andrés afirma que la estabilidad global dependerá «de que las familias tengan alimento en la mesa»

José Andrés recibía el premio Princesa a la Concordia y en su discurso se acordaba de sus padres enfermeros y de todas las personas que necesitan respeto.
José Andrés

El cocinero asturiano José Andrés, ha recibido el premio Princesa de la Concordia y ha destacado este viernes durante la entrega de los galardones en el Teatro Campoamor que la estabilidad y la paz a distintas partes del mundo dependerá de «que las familias tengan alimento en la mesa«.

«Podemos llevar estabilidad y paz a distintas partes del mundo, pero solo si primero nos aseguramos de que las familias tienen alimentos en la mesa», ha indicado. Además, ha añadido que «nuestro futuro depende de que el mundo se alimente mejor». Y para ello, «Un mundo en el que la comida sea la solución, no el problema».

Durante su discurso en la ceremonia de entrega de los Premios Princesa, José Andrés, -que ha indicado que «con un culín de sidra esto sería más fácil»- ha querido compartir el premio con las mujeres y hombres que conformar la ONG Word Central Kitchen. Una ONG «que da de comer a los hambrientos y alientan a las comunidades gracias al poder de la comida».

El cocinero, también, ha recordado a los afectados por la erupción volcánica de La Palma, y otras tragedias humanitarias a lo largo del mundo. José Andrés ha añadido que «la Humanidad, las personas sin voz y sin rostro, esas personas que parecen sombras en la niebla necesitan a personas que las cuiden. Necesitan a personas que las traten como personas. Esas personas no quieren nuestra limosna, quieren nuestro respeto y su dignidad. Y ese es el poder que tiene un plato de comida».

Un chef que recuerda sus orígenes

José Andrés ha tenido palabras para recordar sus orígenes asturianos y a sus padres enfermeros, que «como muchos de los héroes que han salvado vidas durante esta pandemia, vi como sobrepasaban los límites del deber para cuidar a los demás«.

En los comienzos de su carrera, abrió su primer restaurante en Washington y trabajó como voluntario en un albergue para indigentes. En este momento, se dio cuenta «de que la gente no quiere nuestra limosna, sino nuestro respeto«, ha explicado. «Plato tras plato se pueden encontrar soluciones muy simples a grandes problemas», ha indicado. 

Por otro lado, ha destacado el papel de la inmigración en el progreso de las sociedades. «Estoy orgullosos de ser asturiano, catalán, español y estadounidense», ha resaltado, para definirse como «un inmigrante del mundo» y señalar que «los inmigrantes construimos puentes porque tenemos que hacerlo«

«El mundo necesita mesas más largas, en las que la comida pueda servir para unirnos y no muros más altos que nos mantengan separados«, ha afirmado, para destacar que el mundo puede ser mejor si se comprende «el poder de la comida». «Debemos mejorar la salud y ahorrar dinero si a diario proporcionamos a nuestros niños y personas mayores comidas nutritivas y sanas», ha indicado, para reivindicar «alimentar al mundo de esperanza».