Cuando en 1978 un tal Mariano García compró tres hectáreas de tierras de cultivo en la localidad pucelana de Traspinedo, uno no se podía imaginar que no solo se iba a convertir en uno de los enólogos más respetados del mundo, sino que también produciría uno de los mejores vinos blancos producidos en todo el planeta.
Desde entonces, Mauro, que así se llama la bodega del prestigioso Mariano García, en honor a su padre, ha fabricado cientos de botellas de vino originarias de la Ribera del Duero que han engatusado a cientos de amantes al vino. En aquel año, de sus tierras sin prácticamente vida ninguna, se produjeron 3.000 botellas que fueron un éxito en la zona. Poco a poco, la bodega fue creciendo y pasó a ser empresa. García tenía la experiencia necesaria para hacer un buen vino. Sus casi 30 años en Vega Sicilia le permitieron conocer de primera mano la producción del vino.
Con su cabeza como libro de recetas para construir el éxito, Mauro ha producido millones de botellas y la empresa ha facturado una cantidad de dinero inmensa. Hoy en día, la bodega fabrica casi 750.000 botellas al año, exporta el 40% de la producción en más de 60 países y ganan más de 15,5 millones de euros en beneficios.
Hoy en día, Mauro está situado en los puntos más importantes del vino español. Pero, concretamente la de Tudela del Duero es una de las que más factura. En total, generan 10,4 millones de euros en beneficio.
Con 80 años recién cumplidos, Mariano García sigue trabajando como nunca en la empresa. Incluso sus hijos, Alberto y Eduardo le acompañan en las actividades empresariales, ambos formados bajo la tutela del vino y con un potencial asombroso. Desde luego es un éxito rotundo que Mariano García ha construido a base de esfuerzo, creencia y sacrificio.