Nombres propios

Enemigos íntimos: cucharadas o lenguetazos

Los cremosos sabores del verano llegan en dos bandos y hah llegado la hora de escoger. ¿Los quieres en cucurucho o en tarrina?

A tropezones

De una pequeña tienda en la Puerta del Sol (ahora ocupada por Häagen-Dazs), los helados creados en Vermont por unos tal Ben y Jerry, en 1978, pasaron a verse por toda España en los congeladores de suoermercados de grandes superficies y ultramarinos de barrio. Acostumbrados a sabores tan clásicos como stracciatella o nata, los españoles descubrieron con B&J un nuevo abanico de sabores inspirados en la psicodelia de los años 60, y se percararon de que la tentación, vive en tarrina y en el piso de arriba (del frigorífico). Sabores de la marca como el ‘Chunky Monkey’ (con tropezones de ganache y nueces) o el ‘Chocolate Chip Cookie Dough’ (hecho con masa de galletas), pueden ser considerada como el auténtico demonio helado, pero unas cuantas cucharadas no pueden ser tan malas si van exentas de OMG, se elaboran con huevos de corral y con ingredientes provenientes del comercio justo. Además, ¿hay algún plan más celestial para un sábado noche que hacerse un Bridget Jones con tarrina y cuchara en mano?

Me lo pones a cono

Bastaba un simple hilo musical para que salieras despepitado de casa, pesetas en mano, dispuesto a encaramarte al camión de los helados. Loa habían en sándwich y en polo, pero tu favorito siempre fue el cucurucho; ese invento que se le ocurrió al sirio Ernest Hamwi a principios del siglo pasado durante una feria para ayudar a un heladero cuando a éste, le se habían acabado los platos. Moldeando su ‘zalabia’-dulce persa-, consiguió la forma de un cono y descubrió, por arte de magia, el eterno poder del cucurucho. No tenemos ningún problema en aceptar eso de que las tarifas de sabores absurdos ganan cada vez más adepto y que no hay más satisfacción que dejarse llevar con ellos debajo de una manta pero, ¿qué hacemos entonces con sabores tan clásicos como son la crema catalana, el pistacho o el turrón? Pues recuperarlos este verano, momento en el que la temperaturas suban y las ventas de los clásicos helados en cucurucho se disparan, dándole un ¡zas¡ en toda la cara a los nuevos sabores de nombres raros y tropezones imposibles de digerir.