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El Ninot Cuina, equilibrio entre cocina tradicional y ambiente relajado

La innovación en la cocina, la originalidad en el espacio, la honestidad del producto y el trato personal son cuatro de los grandes elementos que definen (o deberían definir) uno de los placeres más sabrosos de la vida: la gastronomía. Ingredientes que, sintonizados correctamente, dan como resultado templos en los que poder satisfacer el estómago. Algo que ha sabido llevar a la perfección Tomás Tarruella con la colaboración del estudio de arquitectos Dani Freixa. ¿El resultado? El Ninot Cuina. Un nuevo restaurante situado en el remodelado mercado del Ninot, número 133 de la calle Casanova (Barcelona) en el que poder degustar, además del maravilloso pa amb tomaca, los exquisitos sabores de la cocina catalana.

De la mano del chef Miki Calzado, quien ha diseñado una carta centrada principalmente en producto frescos, naturales y de temporada (dato importante) e inspirada en la gastronomía catalana. Eso sí, con nuevos matices y puntos de vista.

Clásicos como el canelón trufado, la crema de lentejas con curri o las almejas al carbón con tomate y bicho conforman una carta con un amplio surtido de tapas así como “desayunos de cuchillo y tenedor”, para campeones.

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El espacio que Tarruella y el equipo de arquitectos que han materializado en este mercado, cuenta con una barra de mármol con taburetes para que, los que no tengan tiempo de sentarse más tranquila y relajadamente a la mesa, puedan picar algo y ver en directo los platos que los cocineros estén elaborando. Y es que en el Ninot Cuina, la cocina es semi abierta, un detalle pensado para acercar al cliente el trabajo del chef y el resto del equipo.

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El espacio, sencillo y desprovisto de decoraciones exageradas, cuenta con un elemento original y nunca antes visto en un restaurante: los paneles clic-clac que antiguamente ocupaban los aeropuertos y estaciones de tren. Un proyecto que el restaurante ha querido reproducir para homenajear a los vendedores del mercado del Ninot. ¿Cómo? Fotografiando a cada uno de los vendedores. Las imágenes resultantes se montan en un Split Flap. O lo que es lo mimo, un conjunto de celdas monitorizadas que contienen 50 flaps cada una y están insertadas en un eje central. Mediante la rotación de ese eje, las imágenes insertadas van “cayendo”, dando paso a la siguiente.

En definitiva, un nuevo lugar de encuentro para disfrutar en tu próxima escapada a la Ciudad Condal.

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En la imagen, varios vendedores y el panel, justo donde aparece la viga negra.