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El calimocho ya tiene calle en España (y esta es su curiosa historia)

La bebida por antonomasia de las verbenas en el norte de España tiene ya su propia calle, pero no, no está en el País Vasco, sino en las Islas Canarias.

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Una calle del municipio de Tacoronte, en Tenerife, estrenó nombre de manera oficial a principios de verano, después de que el alcalde en funciones de ese momento, Daniel Díaz Armas, tomara una de sus últimas medidas de su legislatura. El 19 de junio el Ayuntamiento bautizaba una pequeña vía del norte de la isla como Calle del Calimocho, aunque los vecinos de la zona ya la llamaban así desde hacía tiempo.

El motivo es que a un lado de la calle se encuentra la Bodega Comarcal de Tacoronte y, justo al otro extremo, una fábrica de Coca-Cola. Estos dos ingredientes, vino y coca cola, son precisamente los básicos del calimocho, así que la ocurrencia estaba servida. Fue un vecino el primero en darse cuenta de la coincidencia, y a quien se le ocurrió el nombre en primer lugar. Al tener tan buena acogida entre los habitantes del municipio y las propias fábricas, el asunto llegó a oídos de las administraciones y el resto es historia. 

El vino

Establecida en 1992, la Bodega Comarcal de Tacoronte es una de las tres que conforman las Bodegas Insulares de Tenerife. Con vinos de la Denominación de Origen Tacoronte-Acentejo, la sociedad cuenta con un amplio palmarés, entre los que se encuentra la Medalla Gran Oro del Concurso Nacional de Vinos de Pequeñas D.O.’s 2023 y la Medalla de Plata en el concurso Vinespaña más reciente, organizado por la la Federación Española de Enología.

Los vinos de la Denominación de Origen Tacoronte-Acentejo, que recibe el nombre de la comarca situada en la vertiente norte de Tenerife, son amplios en boca, con volumen y taninos suaves, tal y como explican desde la D.O.. Estas propiedades se deben, en gran parte, al suelo en el que crecen los viñedos, de origen volcánico y vegetal y en transformación por el efecto de las cenizas basálticas. Es la zona con más densidad de cultivos de viñedos de todo el archipiélago, con 2.422 hectáreas de viñedos cultivados a lo largo de los 23 kilómetros que abarca la comarca.

La Cola-Cola

La fábrica de Coca-Cola, por su parte, se inauguró en Tacoronte en 1997, y aporta 120 millones de litros del refresco al año. Allí mismo se lleva a cabo todo el proceso de producción, desde el mezclado del concentrado y el agua, extraída de su propio pozo de 410 metros de profundidad, hasta la gestión de residuos, pasando por el embotellado, el control de calidad y la distribución. 

El edificio está rodeado de «una plantación de monte verde, con plantas endémicas del lugar, que actúa como pantalla audiovisual y como reclamo a la concientización ecológica», explica Víctor Morales, jefe de comunicación, asuntos públicos y sostenibilidad de Coca-Cola Canarias. Como muestra de la importancia que le dan a este asunto, la fábrica ha logrado que más del 99% de de sus residuos puedan ser reutilizados para nuevos procesos.

Interior de la fábrica de Coca-Cola en Tacoronte. Foto: Coca-Cola

El ‘Kalimotxo’

La calle del Calimocho incluye también en su rótulo el nombre en Euskera, Katimotcho, a pesar del desencanto de la única habitante de la vía con que hayan incluído la traducción del término. 

La bebida fue bautizada así en 1972, en las fiestas del Puerto Viejo de Algorta, en Getxo, aunque ya se consumía en España desde los años 20. La combinación de vino y Coca-Cola, aun así, no era muy común, ya que eran muy pocos los establecimientos que por aquel entonces vendían el refresco estadounidense. Con la llegada de la primera fábrica a España en 1953, la mezcla se comenzó a popularizar bajo distintos nombres, según cuenta la Oficina de Turismo de Getxo.

Purto Vuejo de Algorta. Foto: Oficina de Turismo de Getxo

Fue en 1972 cuando la cuadrilla encargada de organizar las fiestas de ese año en el Puerto Viejo de Algorta compró 2.000 litros de vino tinto que acabó picándose. Para poder dar salida al líquido decidieron disimular el sabor con la misma cantidad de refresco y, en un intento por que la clientela no descubriese lo que en realidad estaba ocurriendo, quisieron dar un nombre nuevo al brebaje, vendiéndolo además como algo novedoso y atractivo.

Como continúan narrando desde la Oficina de Turismo, uno de los miembros de la cuadrilla apodado ‘Kali’ tenía un «aspecto poco agraciado, y otro apuntó que en vasco ‘feo’ se dice ‘motxo’ en vasco», así que pronto a alguien se le ocurrió combinar ambos nombres para la bebida, Kalimotxo, siendo la idea acogida con entusiasmo por los presentes. 

La mezcla de ingredientes es para unos un manjar y para otros una aberración, pero lo cierto es que es un recurrente en las fiestas populares de distintos puntos de España, y ya tiene variaciones. Una de ellas, el ‘pitilingorri’, se prepara mezclando el vino con refresco de limón, y hace las delicias también de los amantes de las verbenas.