El Grupo Tragsa y el Instituto del Cemento y sus Aplicaciones (IECA) han firmado un convenio de colaboración para el desarrollo de un proyecto de I+D+i que consiste en el diseño y construcción de un pavimento de hormigón para entornos rurales con una huella baja de carbono.
Dicho acuerdo se enmarca dentro de compromisos de la industria europea en materia de descarbonización, junto con los objetivos de reducción de emisiones para 2030 y la neutralidad carbónica en 2050, que obligan a reducir la huella de carbono asociada a los procesos y los productos, según ha informado la compañía este lunes en un comunicado.
Desde un punto de vista medioambiental, este nuevo diseño de pavimento de hormigón permitirá atender las nuevas necesidades de las diferentes Administraciones Públicas en materia de lucha contra el cambio climático y de economía circular derivadas de los compromisos adquiridos a nivel europeo en estos campos, según Tragsa.
Al acto de la firma del convenio, que tendrá una vigencia de tres años prorrogables, acudieron el pasado viernes la directora de Coordinación y Acciones Institucionales del Grupo Tragsa, Paloma López-Izquierdo, la subdirectora de Innovación y Desarrollo de Servicios del Grupo, Rocío Ortega, y el secretario general del IECA, Aniceto Zaragoza.
UN HORMIGÓN MÁS DURADERO Y RESILIENTE
El objetivo de este proyecto es diseñar un hormigón bajo en carbono específico para pavimentos rurales de hormigón en masa con una huella de carbono inferior a los 50 kg/m2, de altas prestaciones, que sea más duradero (50 años de vida útil) para minimizar los impactos, que sea resiliente a las consecuencias del cambio climático y más esbelto para reducir el consumo de recursos.
Para ello, Tragsa y el IECA establecerán primero una referencia de hormigón tipo para estas aplicaciones y, posteriormente, diseñarán un hormigón específico para pavimentos rurales bajo en carbono en comparación con la referencia establecida.
En cuanto al diseño, trazarán su plan teniendo en cuenta un doble enfoque. Por un lado, idearán hormigones bajos en carbono que cumplan estrictamente la legalidad vigente y que sean de aplicación a pavimentos. Y, por otro lado, avanzarán en el desarrollo de estos hormigones utilizando cementos ternarios muy adicionados y sobrepasando el porcentaje máximo de sustitución de áridos reciclados que marca el código estructural.