La producción de vino para la campaña 2023/2024 descenderá un 15% como consecuencia de las circunstancias climatológicas adversas, según las estimaciones del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación tras la reunión este miércoles de la mesa sectorial del vino.
En concreto, la producción de vino estimada, según los datos compartidos por el Ministerio y el sector, unida a unas existencias de cierre de la campaña anterior de 36,5 millones de hectólitros, arrojan unas disponibilidades de vino para la nueva campaña de 67,3 millones de hectólitros, la cantidad más baja de las últimas seis campañas.
De esta forma, la superficie plantada de viñedo a 31 de julio es de 928.108 hectáreas, lo que supone un 1% inferior a la del año anterior.
En la reunión se ha destacado la importante revalorización experimentada por los vinos en la campaña 2022/2023, que los sitúan un
6% por encima de la media de las últimas cinco.
En el transcurso de la reunión, la directora general de Producciones y Mercados Agrarios, Esperanza Orellana, ha informado del estado de tramitación de la normativa en desarrollo con impacto en la vitivinicultura, como las medidas de flexibilización, y ha detallado además las medidas de ayuda puestas en marcha por el Gobierno.
De esta forma, ha anunciado que está a punto de publicarse el real decreto que permite flexibilizar la normativa aplicable al sector para paliar los efectos climáticos adversos sufridos en la pasada primavera.
Esta normativa permitirá ampliar a la vigencia de las autorizaciones de viñedo que caducan en 2023 en 12 meses desde la fecha de su expedición original y da la posibilidad de que los titulares renuncien a ellas sin ser sancionados.
Además, en lo que se refiere al cumplimiento del Programa de Ayuda al Sector Vitivinícola Español (Pasve), las flexibilizaciones habilitadas en esta campaña facilitan a los viticultores el cumplimiento de los requisitos y las obligaciones del programa.
Estas flexibilidades, junto con las medias de crisis habilitadas por el Departamento que lidera Luis Planas con carácter previo a la vendimia, como la cosecha en verde y la destilación de crisis, han facilitado que el sector pueda equilibrar la oferta a la demanda, han ayudado a aliviar la tensión que experimentan algunas regiones productoras de vino que cuentan con un elevado nivel de existencias.
En relación con el Pasve, la directora general ha recordado que el programa llega a su fin en este ejercicio y que, a partir de este año, pasará a identificarse como Intervención Sectorial Vitivinícola (ISV), una iniciativa enmarcada dentro del Plan Estratégico de la PAC.
Orellana ha recordado que, aunque son diferentes, el diseño de la ISV se ha realizado para facilitar a los beneficiarios una transición fluida entre ambos programas.
También ha informado del estado de desarrollo del proyecto Redes Teco-Viña, que impulsa el Ministerio con el objetivo de obtener una herramienta de análisis técnico económico de las explotaciones, enmarcada en la reconocida y ya experimentada técnica de agronegocios, consistente en la definición de explotaciones típicas, en cuyo desarrollo es imprescindible la participación activa del sector.