Las almejas son el producto que más ha subido en las vísperas de la Nochebuena, concretamente un 44%, seguido de los percebes (+33,6%) besugo (+20,7%), la merluza (+12,2%) y las ostras (+11,2%), según la organización de consumidores OCU .
Las angulas, por su parte, tienen este año una subida moderada (+10,5%) y la lubina prácticamente mantiene su precio (+0,5%), mientras que los langostinos, que registran una bajada del 4,5%, son la excepción.
En las carnes, el jamón ibérico de cebo es el producto que más sube (+10%), seguido del pavo (+3,8%), el cordero (+2,3%) y el redondo de ternera (+1,5%).
La pularda, según la OCU, es la única carne que baja de precio (-3,1%). Como es habitual, las frutas y verduras son los productos donde predominan las bajadas: piña (-7,8%) y granada (-5,2%), con subidas solo para la lombarda (+1%).
La OCU ha advertido de que los alimentos típicamente navideños han incrementado su precio un 8,2% en diciembre en comparación con los precios que tenían a finales de noviembre.
Asimismo, ha destacado que, al contrario de lo que sucedió en 2021, donde las subidas de precios se concentraron antes del puente, este año se retoma el comportamiento habitual de antes de la pandemia, cuando las subidas se aceleran en la quincena previa a la Navidad.
Los precios han subido en los últimos días un 5,3%, repitiendo el patrón de otros años, con fuertes subidas concentradas en mariscos y pescados y variaciones más moderadas en carnes, frutas y verduras.
En comparación con los niveles de precios del año pasado, los precios se han encarecido un 4,2% y la mayoría de los productos ha recuperado los niveles de precios de 2018-2019. De hecho, cinco de los 16 productos de la cesta (cordero, pularda, pavo, lombarda y almejas) tienen los precios más elevados desde 2015, cuando OCU puso en marcha este observatorio de precios navideños.
En este contexto, OCU ha reiterado sus recomendaciones para aquellos consumidores que quieran evitar las subidas típicas de Navidad.
Así, según la organización de consumidores, es conveniente adelantar las compras (sobre todo en marisco y pescado) o sustituir los productos más caros por otros alternativos más económicos que, aunque tengan menos demanda, pueden resultar igual de interesantes desde un punto de vista nutricional.