Gastro

Dónde comer en Valencia si vas a los Goya

Estos son los mejores restaurantes para vivir una experiencia gastronómica de categoría acompañada de mucho cine
Llisa Negra
Restaurante Llisa Negra

La Salita

“Camino lento, no te apresures: el único lugar a donde tienes que llegar es a ti mismo”, decía Ortega y Gasset; pero estamos aquí para hablar de Begoña Rodrigo. Una cocinera que ha crecido sin prisa, pero sin pausa. Atrás queda aquella Salita modesta, que contaba con el afecto del barrio: ahora es una casa elegante, en el corazón de Ruzafa, donde luce una estrella Michelin. Convive con otros negocios secundarios, hijos de la pasión, porque a Bego le desborda. Su personalidad se ha comido hasta este texto, donde aún quedan líneas para los platos mediterráneos y elegantes, para la cocina personal y arriesgada en constante evolución. Ser uno mismo tiene un precio, pero lo contrario sale más caro. (Texto: Almudena Ortuño)

Fierro

La mesa única, y también la única mesa en la que cada noche se escriben historias de ciudad. La pasión descarnada de Carito Lourenço y Germán Carrizoinvita a viajar desde su Argentina natal hasta el Mediterráneo que habitan. Hace tiempo que lo conquistaron y, entonces, se permitieron traer un formato desconocido. Doce comensales se sientan juntos y hacen como que se conocen, mientras siguen el ritmo de la cocina y tejen un relato común. También atienden a la historia de los platos, que sobreviven o perecen con cada temporada, como la empanada mendozina de la madre de él, o los mágicos postres que imagina ella. Fierro es un amante fogoso: o lo odias o te enamoras perdidamente. (Texto: Almudena Ortuño)

Llisa Negra

El creativo e ingenioso Quique Dacosta propone a los comensales explorar el sabor y la pureza del producto de cercanía en Llisa Negra, su proyecto gastronómico de Valencia. Aquí, el chef tiene en la parrilla, las brasas y el fuego directo sus mejores aliados, algo que da como resultado fórmulas que recrean aromas del campo. Especial dedicación a los arroces, desde los marineros hasta las tradicionales paellas valencianas. En la bodega, grandes referencias, tanto nacionales como internacionales. Una oda a las materias primas. (Texto: Tapas)

Ricard Camarena

Se puede ser un grande de la gastronomía valenciana y seguir pegado a la tierra que te vio nacer. Ricard Camarena lo es, grande y arraigado. Ha recorrido el camino de ida y vuelta, desde la huerta y la montaña que le vieron nacer, hasta el reconocimiento del gremio y las dos estrellas Michelin, pero siempre pisando sobre la autenticidad. Ya no le quedan miedos y, por eso, cada vez asume más riesgos. En su restaurante de Bombas Gens despliega la despensa valenciana, con una interiorización tan grande de la técnica, que cualquiera diría que cocina por instinto. El chef de La Safor moldea texturas, colorea platos y salpica sabores a lo largo de un viaje sensorial que no conduce a un edén lejano, sino al origen. (Texto: Almudena Ortuño)

Lienzo

Con cada pincelada, a Maria José Martínez se le adivina la pasión por la cocina, que ella va refinando cuidadosamente sobre el lienzo. Los platos tienen los colores y las texturas de dónde viene y a dónde va. Dibujan la huerta murciana y los arrozales valencianos, el pescado mediterráneo y las mieles urbanas, sin renunciar al dashi de allá ni al guiso de acá. El resultado es un restaurante auténtico y elegante, con un relato detrás. En la sala se cuidan los detalles y los modales, manteniendo ese ritmo pausado que marca Juan José Soria. El arte requiere imaginación y carácter, cualidades que a esta pareja le sobran. (Texto: Almudena Ortuño)