La planta del cacao requiere unas condiciones climáticas particulares para crecer, empezando porque nace y se desarrolla únicamente en una zona geográfica específica: a diez grados al norte y al sur del ecuador. La temperatura estable, un alto nivel de humedad, mucha lluvia, sol muy fuerte y cierta protección contra el viento, son algunas de las características climatológicas propias de los bosques tropicales que hacen óptimo el crecimiento del cacao. Por eso, la mitad de la demanda mundial de cacao proviene de Indonesia, Costa de Marfil y Ghana, que son los tres principales países productores.
De acuerdo con un estudio dirigido por la National Oceanic and Atmospheric Administration, la principal agencia estadounidense que vigila y mantiene los registros de los océanos y la atmósfera, el cacao podría desaparecer en treinta años. El Grupo intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático ha dejado claro que si las tendencias de calentamiento global siguen su curso sin nosotros poner remedio, los países productores de cacao aumentarán su temperatura en 2,1ºC de aquí al año 2050 lo que podría significar la desaparición de los árboles del cacao.
El alza de las temperaturas es sólo el principio de las consecuencias que traerá consigo en la producción de cacao, pues su aumento acentuará la evaporación del agua en las zonas tropicales reduciendo el agua del suelo y afectando a las plantas que dependen de ella para crecer y dar sus frutos. Algo que, en caso de incrementar, podría crear una gran sequía y acabar provocando la muerte de los árboles del cacao.