La boda de Charli XCX y George Daniel marcará para siempre la historia por su espíritu low-key y punk con el que subvirtió los estándares canónicos del clásico evento de unión eterna. Algo que ya se pudo experimentar desde la ceremonia a la que la artista acudió con un mini-vestido de Vivienne Westwood, y la posterior pasarela por las calles hasta el restaurante italiano Dalla en el barrio londinense de Hackney Central.
A la velada nupcial tan sólo asistieron 20 invitados exclusivos que pudieron sentarse en la mesa junto a Charli XCX y George Daniel, entre claveles blancos y cigarros. El acogedor italiano de Hackney se trata de un restaurante de diseño que sirve vinos de baja intervención y platos del norte de Italia llevados a cabo por Mitchell y Gianmarco. Desde cotechino con pera a tortellini en bordo di gallina, y una carta de postres en el que destaca un su delicioso tiramisú. Allí, según han desvelado algunas fuentes, los invitados comieron un montón de pasta con champán.
Tras la comida, continuaron la 365 wedding-party en un bar local, donde probaron la tarta nupcial elaborada por Violet’s Cakes by Claire Ptak, adornada con glaseado blanco y un higo en la parte superior. Después, se dirigieron al bar de Ellie en Dalston, famoso por sus cócteles caros, con un cambio de look de inspiración italiana para disfrutar de la noche.
Según las stories de Instagram publicadas por el DJ Alex Chapman, la pareja sirvió cigarrillos en bandejas de plata para todos sus invitados que pudieron sumirse en una auténtica brat party de la que tan sólo se sabe que fue ‘elegante, divertida y totalmente inesperada’, según expresó una de las personas que formó parte de ella.