Efectivamente, una de las últimas andaduras en las que anda envuelto nuestro país es conseguir que la Unesco convierta las tapas españolas en Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por su fuerte carga cultural y gastronómica.
Entre tanta desestabilidad política y tiras y aflojas, salta una noticia que nos ayuda a coger aire para seguir soportando tanto desencuentro gubernamental.
¿Cuál? Que el Ministerio de Cultura presentará una candidatura para que el concepto de tapas sea considerado como uno de los bienes culturales inmateriales más preciados de la humanidad.
Si Italia quiere que la pizza sea patrimonio de la Unesco, nosotros queremos que nuestras míticas tapas, tan conocidas por los turistas, también tengan un hueco en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Un deseo que también ha manifestado Rafael Ansón, Presidente de la Real Academia de Gastronomía, quien sí reconoce las tapas como un concepto inmaterial.