La Organización Mundial de la Salud recomienda el consumo mínimo de 5 porciones diarias de fruta, incluso, hay quien sugiere aumentar esta cifra. En cualquier caso, este dato no le pilla de nuevas a nadie. Se trata ya casi de un mantra que todos tenemos inserto desde pequeños. Hay que comer mucha fruta, eso lo tenemos claro pero ¿sabemos cómo?
Para sacarle el máximo partido al fruto y beneficiarnos de todos sus nutrientes sería ideal consumirlo crudo, sin pelar. Pero, para poder hacerlo así, tendríamos que asegurarnos muy bien que el alimento sea ecológico. Si no es así, deberíamos pelarlo y lavarlo para que no queden rastros de pesticidas. Si eres de los que prefieres cortarla en porciones, en ese caso, consúmelas al instante para evitar que pierdan las vitaminas, sobre todo la C.
Otra modalidad que últimamente está moda es la fruta desecada pero, para que estas aporten su verdadero valor nutricional, tienen que ser de muy buena calidad. No te compres las primeras que encuentres, no todas valen.
No sólo es importante prestar atención a la manera de consumirla las frutas sino, también, en qué momento hacerlo. Lo recomendable es alejarlas de las comidas para beneficiarnos al máximo de sus propiedades. Por ejemplo, en ayunas, a media mañana o por la tarde.
Además, hay varios datos que deberías conocer: los cítricos como las naranjas, el pomelo o las mandarinas, combinan muy mal con los cereales. Si prefieres tomar la fruta en zumos que sean siempre naturales, aunque siendo consciente de que, al extraer el jugo de las frutas, eliminaremos toda la fibra y, al hacer esto, aumentaremos el índice glucémico que se traducirá en más insulina en nuestra sangre y, por lo tanto, te sea más fácil acumular grasa.
Y si comes mermelada, opta por la casera o, a unas malas, elige la que no lleve azúcar añadido. Como todo en la vida, no basta con darle importancia sólo a la cantidad, sino también a las formas.