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¿Se podrá comer en el metaverso? Así será el mundo virtual de los restaurantes

Restaurantes con gemelo digital, realidad virtual y aumentada como 'ingrediente de platos, 'foodverso'... Suena extraterrestre, pero este universo paralelo ayuda, sobre todo, a optimizar comedores. Y, si no, que se lo pregunten a McDonald's.
Metaverso - ILUSTRACIÓN SILVIA G. MACHICADO

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Una tiza bastó para prototipar un restaurante que instauró el revolucionario modelo del fast food. La película El fundador (2016) lo retrata: dando pasos sobre una pista de tenis, los hermanos Dick y Mac McDonald dibujaron al detalle una hamburguesería para idear un sistema optimizado de producción y montaje en serie de burgers. Era 1948 y aquel diseño en un entorno imaginario dio a luz el primer local de McDonald’s. Al imaginar su futura cocina en una realidad paralela se adelantaron más de siete décadas al metaverso, ese concepto que en estos tiempos se cuela en la ‘conversación’ de cualquier sector. Antes de enloquecer, que quede claro: el metaverso no existe. Pero ¿qué es? “Un universo postrealidad, un entorno multiusuario que fusiona la realidad física con la virtualidad digital. Se basa en la convergencia de tecnologías, como realidad virtual (RV) y realidad aumentada (RA), que permiten interacciones multisensoriales con entornos virtuales, objetos digitales y personas”, propone Wikipedia.

“Hoy usamos Internet para abrir apps o el correo; son cosas interoperables y en 2D. El concepto ‘metaverso’ rompe con lo segundo: es interoperable, pero en 3D en sentido amplio; eso incluye RV, donde uno se sumerge en un ambiente creado; RA, que permite ver un objeto digital; o una mezcla de las dos. Todo esto se llama realidad extendida; es como llevar Internet a ese entorno”, define Erich Eichstetter, responsable de Transformación Digital en LABe, Digital Gastronomy Lab de Basque Culinary Center (BCC). “Sigue habiendo mucha confusión en torno a este concepto”, añade.

¿Tiene sentido este nuevo entorno en la gastronomía? ¿De qué manera? Primero, marcas de alimentación y bebidas pueden interaccionar con sus potenciales clientes en el metaverso, donde, a la vez, pueden replicar en 3D fábricas, supermercados o restaurantes: con su réplica o gemelo digital simularían y optimizarían procesos al más puro estilo ‘hermanos McDonald’s’, con el objetivo de ahorrar dinero y tiempo para abordar el prueba-error antes de pasar al entorno físico. Y, de paso, encuentran un buen storytelling para reforzar su marca. En esta vertiente del potencial matrimonio ‘gastronomía-metaverso’, llevan tiempo experimentando compañías como Coca-Cola, Starbucks, Walmart, Carrefour o el propio McDonald’s.

Comensales ‘imaginarios’

Pero hay más vías. ¿Es posible comer en el metaverso? Rotundamente no, en el sentido 1.0, pero sí es factible imaginar un modelo de restaurante, optimizar la operativa de uno ya existente, simular procesos en cocina, formar a cocineros y camareros, probar el manejo de maquinaria, ensayar sistemas de trabajo, generar engagement e interacción digital con los clientes o hasta servir a comensales ‘imaginarios’ sentados en entornos inmersivos con gafas de realidad virtual.

Esto último es justo lo que pretende Aerobanquets RMX, proyecto impulsado por Mattia Casalegno, artista italiano afincado en Nueva York, definido como “la primera gastronomía inmersiva y multisensorial de realidad mixta del mundo que puedes saborear”. En una instalación de arte, los clientes se sientan –de verdad–, previa compra de un ticket por su experiencia, para “explorar, comer e involucrarse en un mundo caprichoso que se mueve entre la distopía y la esperanza”, define el artífice de Aerobanquets RMX, inspirado en The Futurist Cookbook, libro de tintes surrealistas donde la comida ya se mezclaba con la tecnología en 1932, cuando lo publicaron Filippo Tommaso Marinetti y L. C. Fillia.

Pero, en el metaverso, ¿se puede saborear o sentir texturas en los platos? No, salvo que mundo real y virtual se combinen. Sublimotion, performance del cocinero biestrellado Paco Roncero y el director creativo Eduardo Gonzáles, nació en 2014 en Ibiza –después, se movió a localizaciones como Dubai–. En esta mesa única cargada de tecnología y multisensorialidad, la última temporada añadió novedades como “la oportunidad de comer en el metaverso”. Mientras, el cocinero alemán biestrellado Tim Raue diseñó en 2015 una experiencia inmersiva para ofrecer al cliente explicaciones audiovisuales personalizadas de sus platos con gafas de realidad virtual.

Visita virtual previa a la reserva

¿El futuro ya está aquí? Un reciente informe de BCC sobre El restaurante del futuro prevé que “será habitual visitar un restaurante en el metaverso antes de visitarlo físicamente”, con atractivos como “la visita a la cocina o la posibilidad de simular en realidad virtual la ejecución del plato más emblemático […]”. Son múltiples opciones más allá de “ver fotos y vídeos y escribir comentarios en un muro digital”.

Aun así, “en el mundo del restaurante, se ha hecho por ahora muy poco en este campo”, advierte Eichstetter. En LABe están articulando “una colaboración para instalar un espacio virtual que se llama OneRare, startup india que está creando el Foodverse, un foodverso, en el que todos los edificios sean de comida y los restaurantes podrían tener gemelos digitales”, señala este experto, que pone un ejemplo: “Simular tu restaurante para ver qué pasaría si metes 3.000 clientes; verías donde habría colapsos”, propone. Hila más fino: “Metaverso sería un Internet en el que estoy en un restaurante, me teletransporto a otro como una navegación web y puedo comprar una chuleta en 3D que se sirve en un local”, imagina Eichstetter.

Si OneRare emplea el verbo foodify mientras sueña con “llevar la industria alimentaria global a la Web3”, hay cocineros que ya han trabajado con NFT (token criptográfico en la red blockchain). Telefónica lanzó en 2022 una colección de 114 asociados a dibujos de Ferran Adrià que se podían comprar en un espacio virtual ad hoc dentro de la web de elBullifoundation, fundación a la que se destinó lo recaudado. El Celler de Can Roca ofreció una ‘chocolatada’ en el metaverso creado por BBVA para celebrar la Navidad con sus empleados –la saga hostelera de Gerona vendía su chocolate con fines benéficos–. Por su parte, LABe trabaja en su propio metaverso, donde, hace unos meses, vendió una colección de 400 NFT de cripto-pintxos, “elaboraciones generadas de forma aleatoria por un algoritmo”, y una edición especial de 10 NFT con pintxos del País Vasco.

Para terminar, pura fantasía tecnológica: imagina Enigma, de Albert Adrià, o el madrileño Sacha con un gemelo digital, que pueda ensayar formas de trabajo o creatividad, mejorar recetas… en un entorno donde los clientes pueden sentarse a ‘comer’, un sumiller ofrece una cata o, por qué no, revive Georges Auguste Escoffier para explicar sus recetas. ¿Reservarías en alguno de sus restaurantes virtuales?

Ilutración: Silvia G. Machicado.