Frescura, intensidad y sabor definen el aceite de oliva virgen extra de Finca La Torre, un producto singular que encarna la excelencia del olivar andaluz. Convertida en uno de los grandes referentes de la escena oleícola, la almazara de Antequera elabora un AOVE de autor a partir de producción propia y bajo los principios de la agricultura biodinámica, con la dirección técnica del ingeniero agrónomo Víctor Pérez.
El preciado «oro líquido” que nace en esta finca es fruto de un método diferencial: una recolección temprana -que arranca a principios de octubre y concluye a mediados de noviembre- y una extracción en frío (entre 20 y 27 °C), que garantiza un zumo más frutado, verde y puro. Este proceso preserva íntegramente sus aromas, sabores, vitaminas y antioxidantes, ofreciendo así un aceite en su expresión más fresca y natural.

Una historia milenaria
El saber hacer de Finca La Torre es el resultado de un proceso afinado con el paso del tiempo: una reinvención de la tradición oleícola que ha evolucionado a lo largo de sus 13 años de historia reciente. Sin embargo, su legado se remonta a la época romana, como atestiguan los vestigios arqueológicos encontrados en sus jardines, donde ya se cultivaba el olivo y se instaló el primer molino de piedra.
La «era moderna» de esta almazara comienza con la figura de Daniel S. Aegerter, reconocido empresario, inversor y filántropo suizo que asumió su propiedad, y apostó por el ingeniero agrónomo Víctor Pérez para implementar un modelo de producción sostenible y vanguardista. Una figura clave en la consolidación de un proyecto basado en la agricultura biodinámica, libre de químicos y con mínima intervención humana, en sintonía con los ritmos de la naturaleza. Un ecosistema autosuficiente en el que flora, fauna y tierra conviven en armonía para dar vida a uno de los aceites de oliva más puros del mercado.

La almazara produce aproximadamente 10.000 litros de aceite al año, gracias a sus 240 hectáreas de olivares que albergan un total de 48.000 árboles. En este terreno se entrelazan olivos centenarios de hojiblanca con ejemplares más jóvenes de arbequina, picudo y cornicabra. La recolección del fruto se realiza de forma rápida y constante, garantizando así que las aceitunas lleguen en óptimas condiciones a la almazara y se preserve la máxima calidad del aceite.
Gracias a este meticuloso proceso, Finca La Torre ha logrado crear una línea de AOVEs de autor, elaborados a partir de cuatro monovarietales: hojiblanca, arbequina, picudo y cornicabra. Aceites que han sido encumbrados tanto a nivel nacional como internacional, y han recibido el prestigioso Premio Alimentos de España al Mejor Aceite de Oliva Virgen Extra en cinco campañas consecutivas.

Oro verde
Entre los aceites que podemos encontrar en el expositor de la finca, se encuenta el de Finca La Torre Hojiblanca. Insignia de la casa y fruto de olivos centenarios, este aceite despliega notas afrutadas que evocan la hierba, las hojas del olivo y la tomatera, que dejan en boca con un amargor sutil que evoluciona hacia un picor progresivo, persistente y equilibrado.
Por otro lado, el aceite de Finca La Torre Arbequina cuenta con un perfil elegante y aromático de frutado medio, donde la frescura de la hierba se mezcla con sutiles destellos de plátano maduro y manzana jugosa. En boca, se presenta suave, con una entrada dulce que evoluciona hacia un picor delicado y perfectamente equilibrado.


La gama se extiende con el AOVE de Finca La Torre Picudo con una variedad que sorprende en boca por su entrada dulce y clorofílica, que evoluciona hacia un amargor elegante y un ligero picante para acabar con un retrogusto prolongado de notas de almendra verde, manzana fresca y piel de plátano. Mientras tanto, el aceite de Finca La Torre Cornicabra cierra la colección con una variedad que encarna la intensidad natural de la Cornicabra. Su paso por boca comienza con una dulzura inicial que, en cuestión de segundos, da lugar a un amargor pronunciado y un picor vibrante.
Además de su gama habitual, Finca La Torre presenta One, una edición limitada compuesta por sus monovarietales más icónicos: «Organic Hojiblanca» y «Organic Arbequina». Ambos se elaboran con una cuidada selección de aceitunas verdes, recolectadas el primer día de cosecha, antes del envero. El resultado: aceites más frutados, frescos y de marcado carácter vegetal. Una oda a la oliva en su máxima expresión.