La entidad ha explicado que la campaña empezó con un «retraso importante» por las lluvias de la primavera, que dificultaron los trabajos de preparación del terreno.
Sin embargo, «un nacimiento rápido» y un junio muy caluroso permitieron que el cultivo se desarrollara correctamente, mientras que el calor de agosto no le afectó y las tormentas de finales de septiembre fueron localizadas.
La federación ha lamentado que «continúa habiendo déficits importantes» en la gestión de las malas hieras, así como un déficit de productos fitosanitarios para el control de ‘Pyricularia’.
Además, ha alertado de que las tormentas provocarán una dispersión del caracol manzana a nuevas parcelas e infraestructuras de riego, por lo que la incidencia «se puede incrementar sensiblemente la próxima campaña».