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Bosco Torremocha, director de Espirituosos: «Somos embajadores de la Marca España»

«Por cada empleo directo, generamos hasta nueve indirectos», apunta el director general de Espirituosos España en conversación con Tapas, quien, asimismo, subraya la importancia de este sector para la economía nacional y para el proseguir de las tradiciones.

Fotografía: Jaime Partearroyo.

Las bebidas espirituosas forman parte de la cultura. Así lo afirma el director general de Esprituosos España, Bosco Torremocha, quien desgrana con Tapas las claves de un sector que no sólo es sinónimo de consumo, sino dinamizador de la economía, tanto empresarial como laboralmente.

El sector de espirituosos aporta más de 7.200 millones de euros al PIB y genera cerca de 390.000 empleos. ¿Cree que la sociedad española percibe realmente el peso económico y social que representa su sector o sigue viéndolo solo desde la óptica del ocio?

La sociedad percibe sin duda nuestra contribución económica y social, y valora positivamente nuestra contribución a sus momentos de ocio, a sus experiencias y a sus momentos de celebración cotidiana, tan fuertemente vinculados a nuestro estilo de vida.

Para poner de relieve las magnitudes económicas agradecemos enormemente la oportunidad que nos brindan entrevistas, como esta, que nos permiten aportar los datos de un sector estratégico para la economía y para el conjunto de la industria agroalimentaria en España, que por cada euro bruto generado contribuye con cuatro euros más de valor añadido en la economía española.

El impacto del sector se extiende a ámbitos esenciales de la economía nacional como la hostelería, el turismo o la distribución, todos ellos fundamentales para la economía y para la proyección internacional de nuestro país. España no se entiende sin su gastronomía, su cultura del bar y de la restauración, y en ese ecosistema los espirituosos desempeñan un papel dinamizador.  

Más de 3.800 centros de producción, muchos de ellos familiares, están ubicados en zonas rurales en riesgo de despoblación. ¿Cómo se conjuga la preservación de oficios tradicionales con la innovación y la competitividad en un mercado globalizado?

La producción de bebidas espirituosas en España está profundamente vinculada al territorio y a nuestras tradiciones. Se destila prácticamente en cada rincón de España. En nuestro XXV aniversario reconocíamos la labor de las empresas centenarias del sector: suman más de 5740 años de historia. Desde el respeto a las tradiciones y los valores de los fundadores, emprendedores familiares, el sector está muy especializado y con ello posibilita una sana competencia en mercados exigentes, globales, en los que el consumidor siempre pide los máximos estándares.

Nuestro sector es un motor de desarrollo rural. De hecho, por cada empleo directo que generamos, se crean hasta nueve empleos indirectos, que contribuyen de forma decisiva a fijar población, configurando un mapa nacional en el que destacan 19 indicaciones geográficas que son sinónimo de calidad diferenciada y que, además, están mostrando una evolución positiva en términos de valor, volumen y proyección de la Marca España.

No debemos olvidar que las bebidas espirituosas en España no son sólo productos de consumo, son parte de nuestra cultura, de la gastronomía y de las celebraciones sociales. El gran desafío es preservar esa producción artesanal y tradicional que nos distingue, al tiempo que incorporamos tecnologías avanzadas que nos permiten optimizar procesos, ser más competitivos en un mercado global y, sobre todo, avanzar hacia un modelo más sostenible y responsable con el medio ambiente. Tradición e innovación no son caminos opuestos, sino complementarios, y conjugarlos es uno de los retos estratégicos más apasionantes de nuestro sector.

Por cada euro bruto generado contribuye con cuatro euros más de valor añadido en la economía española.

 En un momento de transformación por nuevas políticas arancelarias y cambios normativos, ¿qué amenazas son hoy más urgentes para el sector: la presión fiscal, la regulación o la evolución de los modelos de consumo?

El sector de bebidas espirituosas atraviesa un momento complejo en el que confluyen varios factores que condicionan su presente y su futuro. En 2024, las ventas cayeron hasta los 180 millones de litros, encadenando dos ejercicios consecutivos de descensos tras el desplome sufrido durante la pandemia, según recoge nuestro Informe Socioeconómico 2024.

Este retroceso responde, en su mayor parte, a factores exógenos como la inestabilidad e incertidumbre económica y global. El consumidor dispone de menor renta para ocio y ajusta su gasto.

Otro factor determinante es el entorno legislativo, no siempre bien enfocado y proporcionado. Y casi nunca se mide en términos de su impacto económico, que no es aislado y que repercute en toda la cadena de valor: desde el sector agroalimentario hasta la hostelería, la distribución o la publicidad, lo que exige una visión global a la hora de legislar.

También nos preocupan las tensiones arancelarias internacionales. Se habla mucho de Estados Unidos, pero pocos saben que nuestros productos también soportan muchos aranceles en China, y en muchos otros mercados clave. Recuperar un marco de aranceles cero por cero resulta esencial para no frenar este potencial.

Sin embargo, la evolución de los modelos de consumo es inherente al mercado y las compañías deben de estar preparadas para abordarlos y así lo vienen haciendo, reforzando la apuesta del sector por el consumo responsable, la sostenibilidad y la adaptación a unas nuevas demandas sociales en constante transformación.

España es, además, el país con mayor número de bares y restaurantes per cápita del mundo.

La hostelería concentra seis de cada diez consumiciones de espirituosos en España. ¿Hasta qué punto la fortaleza o debilidad del sector está ligada al futuro de bares y restaurantes, y qué alianzas estratégicas se están tejiendo con ellos?

La vinculación es máxima. Hostelería y turismo son motores esenciales de la economía española y para el sector de bebidas espirituosas aun más. De hecho, más del 60% de las consumiciones de bebidas espirituosas se realizan en bares, restaurantes y locales de ocio, lo que muestra claramente hasta qué punto nuestro futuro está ligado al de la restauración, así como al del retail, que también mantiene su fortaleza.  Además, los turistas que anualmente visitan nuestro país gastan el 13% de su presupuesto en bebidas alcohólicas, de las que su mayoría son bebidas espirituosas.

España es, además, el país con mayor número de bares y restaurantes per cápita del mundo, con más de 280.000 establecimientos, con un claro predominio de bares y cafeterías. Esta capilaridad convierte a la hostelería en un actor imprescindible no solo para la vida social y cultural de nuestro país, sino también para la dinamización de nuestra economía y, por extensión, de nuestro sector.

Todo esto es una muestra de la interdependencia entre hostelería y espirituosos. Reforzar las alianzas estratégicas con este sector seguirá siendo clave para afrontar con éxito un entorno cambiante y cada vez más exigente, sobre todo teniendo en cuenta el patrón de consumo mediterráneo que impera en España, ligado a la socialización y a la demanda de experiencias.

En 2024, España exportó el 43% de su producción de espirituosos, con casi 200 millones de botellas. ¿Cómo se construye la marca país desde un sector como este y qué papel juega en la proyección internacional de España?

Cerca de 200 millones de botellas de bebidas espirituosas viajan todos los años desde España a más de 170 países, y con ellas parte de nuestra cultura, nuestras materias primas y nuestras tradiciones. Las bebidas espirituosas son embajadores de la Marca España, proyectando la imagen de un país que combina tradición, innovación y calidad.

Además, somos el tercer país de la UE por número de indicaciones geográficas. Éstas son un patrimonio cultural y gastronómico único, y punta de lanza para competir en los mercados más exigentes. Cada una de estas figuras refuerza el prestigio internacional del producto y contribuye a situar a España en el mapa global como referente de excelencia.

Espirituosos España pone un fuerte acento en la responsabilidad social: prevenir el consumo en menores, conductores y embarazadas. ¿Qué logros concretos destacaría de esta labor y cuáles son los retos pendientes en educación y sensibilización?

Espirituosos España ha invertido ya más de 30 millones de euros en el desarrollo de una intensa política de responsabilidad social, convencidos de que la prevención es la herramienta más eficaz para garantizar la salud y la seguridad. Esta apuesta se sustenta en la colaboración público-privada, que es la base del consumo responsable y el pilar de nuestro trabajo. Por ello, trabajamos junto a instituciones, ayuntamientos, gobiernos autonómicos y entidades públicas y privadas para avanzar en un modelo que sitúe al consumo responsable como seña de identidad del sector y como garantía de sostenibilidad social y económica.

A través de la Federación, el sector de bebidas espirituosas en España ha intensificado su actividad para transmitir a la sociedad la necesidad de realizar un consumo responsable en adultos y evitar totalmente el consumo por parte de los menores de edad, así como de colectivos como embarazadas o conductores. Este compromiso se ha materializado en iniciativas de gran alcance, como “Menores ni una gota”,que ha logrado trasladar mensaje de prevenir el consumo de alcohol en menores de edad, o campañas como “Los Noc-Turnos”, con el objetivo de concienciar sobre la importancia de la figura del conductor alternativo, fomentar el consumo cero al volante y promover un consumo responsable entre el resto de los pasajeros adultos. También desarrollamos formaciones para promover la dispensación responsable en Hostelería con el programa “Tú Sirves, Tú decides”, que mejora la experiencia de cliente en los locales.

Como retos pendientes sin duda uno: entender que se llega más lejos y de forma más eficaz si trabajamos unidos en materia de prevención, que si cada uno hace la guerra por su cuenta.

Representa a un sector que a menudo se enfrenta a una paradoja: es un motor económico y cultural, pero también debe gestionar los riesgos de un consumo indebido. ¿Cómo se convive con esa dualidad?

En realidad, no vemos tal paradoja. Todo en esta vida debe tener su medida y proporción. Impulsar nuestro sector como un importante motor económico y cultural y, al mismo tiempo, promover un consumo responsable es la base sobre la que trabajamos a diario.

Las bebidas espirituosas forman parte de la historia, la tradición y la gastronomía de nuestro país. La clave está en subrayar que nuestros productos deben de ser consumidos por adultos, de forma responsable, y nunca por menores, embarazadas o conductores, entre otros colectivos de riesgo. Esa es la línea que guía nuestras iniciativas y campañas de sensibilización, que cuentan con un fuerte componente educativo y preventivo.

En este sentido, la sostenibilidad del sector no se entiende solo en términos medioambientales, sino también sociales. La colaboración público-privada es fundamental para avanzar en este modelo, en el que responsabilidad y desarrollo conviven de forma armoniosa.

La Federación forma parte de SpiritsEUROPE, lo que conecta directamente con Bruselas. ¿Qué papel juega Europa en la defensa de los intereses de los productores españoles y en la armonización de normativas que afectan al sector?

Europa desempeña un papel esencial en el ámbito normativo y en la defensa del mercado común. Creo que compartimos con muchos sectores europeos que ha llegado el momento de reducir cargas burocráticas y sobre todo de responder al principio fundacional del mercado europeo: la defensa del mercado común.

Formar parte de SpiritsEUROPE, cuya presidencia hemos liderado dos veces en los últimos 20 años, nos ayuda a defender conjuntamente la construcción de un marco regulatorio más equilibrado y armonizado, que sirva para garantizar la competitividad en un mercado global.

El sector de espirituosos aporta el 73% de la recaudación estatal por impuesto especial sobre el alcohol. ¿Considera que existe un reconocimiento justo por parte de la Administración a este esfuerzo fiscal o pesa más la visión recaudatoria?

Nosotros lo vemos en términos de mercado, contribuir con el 73% de la recaudación total debe sin duda tener un reconocimiento singular. Eso haces cuando tienes un cliente que significa el 73% de la facturación. Espirituosos España tiene un Convenio de Colaboración con la Agencia Tributaria que busca asegurar la transparencia del funcionamiento del mercado y luchar contra el fraude. Gracias a ello hemos logrado reducir incidencias por debajo del umbral del 1%. Dicho eso, hay cuestiones que deben de seguir mejorando, como la reducción de la problemática y las cargas administrativas que soportan nuestras empresas con las precintas.

Por último, y mirando al futuro: ¿qué legado le gustaría dejar como director de Espirituosos España en términos de impacto económico, social y cultural?

Permita que le responda en clave sectorial, lo relevante es lo colectivo no lo individual. El sector aspira a ser adecuadamente reconocido por su aportación económica, social y cultural, poniendo en valor nuestra capacidad de generar empleo y riqueza, de proyectar la Marca España en el mundo y, al mismo tiempo, el éxito de haber promovido una cultura de consumo responsable que refuerce la sostenibilidad y el bienestar de la sociedad. Espirituosos España es la herramienta de la que se ha dotado el Sector para conseguirlo y el foro de unidad todas las empresas.