Al hablar de vino, Jesús Mendoza se transforma. Hijo y nieto de viticultores, el enólogo de Remírez de Ganuza no puede esconder la pasión que siente por su trabajo, tras más de dos décadas en esta bodega. Para él es crucial conocer cada palmo del terroir de las parcelas con las que elaboran sus caldos, pero, sobre todo, la textura y el sabor de las variedades que les dan vida: “No existe una receta. Por eso, para hacer un buen vino hay que saber interpretar cada tipo de uva, y elaborar un protocolo de fermentación acorde a lo que nos demanda”.
El secreto que esconde esta fórmula magistral ha llevado al éxito a esta bodega familiar, fundada en 1989 y ubicada en el centro de Samaniego (en el corazón de La Rioja alavesa). No en vano, en 2024 ha sido distinguida con tres galardones en los The Global Wine Masters, destacando a tres de sus vinos: María 2007, que se alzaba con la categoría de “Mejor Rioja Absoluto”; Remírez de Ganuza Blanco Gran Reserva Olagar 2016, que era reconocido como “Mejor Blanco Gran Reserva”; y Remírez de Ganuza Gran Reserva 2009, que era distinguido como “Mejor Gran Reserva de más de 100£”.
Pero estos no han sido los únicos premios que han cosechado en 2024, ya que el propio Jesús Mendoza ha sido destacado como Enólogo del Año por el reconocido Master of Wine (MW) británico Tim Atkin. Para Mendoza la clave de este galardón reside en el hecho de que en la Sonsierra cuentan con uno de los tempranillos más finos y elegantes del mundo, así como en el cuidado su método de vendimiar: “En Remírez de Ganuza trabajamos de una manera muy artesanal, haciendo vendimias precisas y manuales”.
Una forma de elaborar vino que puso en marcha el fundador de la bodega, Fernando Remírez, y que le llevó no solo ha conseguir los 100 puntos Parker en 2010, sino a crear unos vinos muy personales, con seña de identidad propia. “Podríamos definirnos como ‘clásicos-modernos’”, puntualizaba Mendoza.
La Rioja representa el equilibrio perfecto entre tradición e innovacion
No en vano, si en algo se diferencia Remírez de Ganuza, tal y como afirmaba el enólogo, no solo es por su buen saber hacer, sino también por su apuesta por la innovación. Esto ha llevado a la bodega a incorporar tecnología en algunos de sus procesos, atendiendo a la sostenibilidad, pero también a escuchar las demandas del consumidor actual, que siente especial predilección por los vinos blancos. “El cliente de hoy en día tiene más criterio y es más exigente, pero también apuesta por la calidad”, recalcaba Mendoza. Y añadía: “Quien venga a La Rioja no puede dejar de visitar las grandes bodegas tradicionales, pero tampoco puede irse sin conocer los vinos frescos y afrutados que se están haciendo para adaptarse a todos los paladares. Las dos ‘Riojas’ tienen cabida”.
En esta apuesta por la creatividad, a principios de 2025 Remírez de Ganuza sacará al mercado un nuevo vino –Único Viñedo (UV)– que tiene como peculiaridad que empezó a vinificarse en 2007 y a embotellarse en 2017. “Es un vino casi eterno en boca”, subrayaba Mendoza. También ese año, el enólogo presentará su primer vino fuera de la bodega, Our- Hands, que ha elaborado en una par- cela familiar y que para él representa un sueño cumplido. ¿El siguiente? Le espera en la próxima añada.