Son un dulce irresistible para esta y cualquier época del año. Aunque nos encanta acompañarlas de un buen vinito caliente o un chocolate, te contamos algunos de los secretos que esconden estas deliciosas galletas. No te lo pierdas.
- La Reina Isabel I inventó los ‘gingerbread men’, panecillos de jengibre con forma de hombre. Y además pidió a los panaderos reales que crearan galletas de jengibre con forma de los dignatarios visitantes para honrarlos.
- Las galletas que se dejaban (y se dejan a día de hoy) cerca del árbol para Papá Noel ha sido una tradición con motivo de la Gran Depresión. No fue una práctica habitual hasta el año 1930. Los historiadores plantean que los padres animaban a sus hijos con el fin de enseñarles a ser caritativo y a compartir durante la tremenda crisis económica mundial.
- Para probar la temperatura del horno. Nada de comerlas no. Según historiadores culinarios, las galletas estaban pensadas simplemente para valorar si un horno estaba listo o no para cocinar una receta.
- Martín Lutero no fue un gran fan de la Navidad, de modo que prohibió la venta de galletas de jengibre en algunas ciudades –entre ellas la ciudad de Delft en los Países Bajos- durante la reforma protestante.