Ibiza también es animal nocturno: le gusta el lujo, la buena música, la brisa cálida y el sabor umami del placer bien entendido. Y en esa ecuación, Zuma se convierte en ritual.
Ubicado en uno de los rooftops más codiciados de la isla blanca, con una postal de Dalt Vila dibujada en el horizonte, Zuma Ibiza no es solo un restaurante, es un izakaya contemporáneo donde los sentidos se afinan al ritmo de cócteles afilados y bocados que rozan lo sublime.
Alta cocina japonesa, alma balear
Empezamos suave pero intenso: tataki de atún con chili daikon y ponzu, seguido de unas gambas en tempura con mayonesa cítrica que son casi una declaración de intenciones. El langostino tigre con yuzu kosho entra con fuerza, y no vamos a negar que los nigiris de atún toro con caviar y el de wagyu con trufa son para hacerles un haiku.
Todo ello sobre una cocina que trata el producto con reverencia zen: materia prima de primera, técnica impecable y una ejecución que respira elegancia sin estridencias.
Una barra sofisticada donde mirar y dejarse ver
En la barra central, donde la noche empieza a latir con más ritmo, la mixología se convierte en performance líquida. El Japanese Margarita —tequila, yuzu sake y un twist cítrico que lo cambia todo— es solo el principio. Si buscas algo con más punch, el Chilli & Passion Fruit Margarita entra directo en la categoría de cócteles memorables. Todo con destilados premium y una estética que pide stories con filtro japonés.
Servicio con alma, postres con cuerpo
El equipo de Zuma está en el punto exacto entre la atención precisa y la discreción elegante. Nunca sobran, pero siempre están.
Y cuando la palabra postre ronda ya nuestras cabezas, nos abalanzamos sobre un fondant de chocolate y caramelo con helado de vainilla. Un bocado que nos llevamos tatuado en el paladar hasta la próxima visita.
La barra, la música, la noche
Cuando el DJ coge tono, la barra se transforma en punto de encuentro entre locales cool, visitantes con ganas de after dinner y algún rostro conocido que no mencionaremos en este foro. Aquí se baila entre cócteles, se flirtea entre nigiris y se homenajea al verano.