Esta historia no comenzó exactamente en un garaje, pero la idea clave sí que surgió en el lugar más inesperado. En ella hay grandes dosis de valentía y actitud.
El origen de la kola
Un presupuesto de 7.000 euros y todas las ganas de hacer algo diferente. Mirco Wolf Wiegert y Lorenz Hampel, dos estudiantes de Hamburgo y amigos desde su etapa como boy scouts, llevaban un tiempo dándole vueltas al negocio de sus vidas; que si un servicio de limpieza, que si un bar de bocadillos… La respuesta llegó una noche cualquiera mientras en la cocina devoraban una pizza congelada y bebían un refresco de cola. ¿Y si ofrecemos al consumidor una alternativa a la bebida líder en el mercado? Dicho y hecho. En 2002 fundaban fritz-kola y un año después lanzaban la primera kola (original y sin azúcar), una versión artesanal, con un poco menos de dulzor, un toque cítrico y una actitud clara, como su fórmula: agua mineral natural, granos de café arábica y aromas naturales extraídos de la nuez de cola.
Mirco y Lorenz tuvieron siempre claro que el humor y la creatividad iba a ser parte fundamental de su filosofía; porque fritz-kola no es sólo una bebida sino también una actitud. Algo que demostraron desde un primer momento con el diseño de la etiqueta para la que, al contar con un presupuesto limitado, optaron por imprimir sus propias caras en blanco y negro. Una respuesta pragmática ante un ‘problema’ que se ha convertido en toda una seña de identidad de la compañía.
La actitud también se bebe
Con el tiempo, esta marca independiente se ha convertido en una de las empresas líderes en el segmento de las kolas artesanales, convirtiéndose ésta en una historia al más puro estilo David contra Goliat. Así, una idea de negocio sencilla pero necesaria, hizo posible que una start-up se transformara en una empresa de tamaño medio con 300 empleados, también denominados fritzees, y el mayor crecimiento de ventas en la categoría de bebidas de cola, llegando a ocupar el tercer lugar en el mercado alemán. En España esta empresa tiene cada vez mayor presencia, sobre todo en algunos locales de tendencia y en todos esos lugares donde se celebre la vida, ya sea en un bar, en un café, en un restaurante, en un festival de música o en un evento artístico.
Pero no sólo eso, porque fritz-kola no se entiende sin su filosofía, una parte fundamental del proyecto desde el primer momento. Ésta se basa en la tolerancia, la apertura, la independencia y la diversidad. Además, siempre hacen alusión al consumo responsable, siendo fritz-kola el mejor ejemplo de ello: es una bebida alternativa de alta calidad y un bien cultural, que llama a la diversión pero que, al mismo tiempo no es un producto barato de masas. El mejor capricho posible y la mejor opción para elevar la buena energía ante cualquier situación.
En vidrio, mucho mejor
Y, como esto iba de hacer algo diferente, el envase ha jugado también un papel importante. Han apostado por las botellas de vidrio, una opción más higiénica y neutral frente al sabor, además de ser 100% reciclable y no liberar microplásticos ni plastificantes al medio ambiente. Un compromiso que les ha llevado a la activación de la iniciativa Drink from Glass por la que, desde 2020, colaboran con mayoristas, minoristas y restaurantes para lograr un cambio de sistema en la industria de las bebidas y, de este modo, adoptar una postura contra un mundo de usar y tirar. Un envase más sostenible que evita el uso del plástico y una manera de impactar en la industria y animar a hacer las cosas de manera diferente. Y es que nunca una cena cualquiera de dos estudiantes dio tanto de sí.
Pista: prueba también fritz-limón y fritz-naranja, elaboradas con azúcar de remolacha. O los spritzers, de manzana orgánica y de ruibarbo orgánico, ambos con un contenido de fruta superior a la media. Un auténtico vicio.